En el solsticio de verano dos enclaves castellonenses volvieron a celebrar la fiesta de San Juan Bautista, de larga tradición y ancestrales rituales. En Crèmor, los vecinos de la ermita de Sant Joanet del Riu se congregaron en torno al oratorio huertano para rendir tributo al santo bautista. Una festividad que tuvo ayer carácter especial con el estreno de los gozos dedicados al santo, obra de Vicent Pau Serra Fortuño, tras la eucaristía oficiada en el oratorio, con asistencia de numerosos fieles.

Como recordó Antonio Rodrigo, vecino de Crèmor y uno de los más destacados especialistas de las costumbres castelloneras, “la ermita de Sant Joanet se erige en 1914 bajo la advocación del patrón del antiguo gremio de los alpargateros y sogueros, ya que sus impulsores fueron precisamente miembros de este colectivo profesional que llegó a tener gran relevancia en la ciudad”.

Rodrigo resaltó la importancia del estreno de los gozos, “ya que, al contrario de otras ermitas castellonenses, Sant Joanet del Riu no contaba con estas piezas de composición popular tan arraigadas en nuestro pueblo y que supone un añadido más al acervo cultural e histórico de nuestra entrañable ermita”, comentó.

EN TOMBATOSSALS // San Juan Bautista también fue festejado durante la jornada de ayer en el barrio de Tombatossals. Desde hace algunos años los vecinos de este punto neurálgico de la ciudad celebra su fiesta patronal con un variado programa de actos, que se iniciaron con una misa en la parroquia de San Juan Bautista de Pueblo Seco para seguir con una procesión con la imagen del santo, que contó con la presencia de los concejales Vicente Sales y Carmen Albert, y que recorrió las calles de este barrio. Después, tuvo lugar una torrà de sardinas en la que los vecinos compartieron mesa y mantel, en una jornada de plena participación popular y, por supuesto, devoción al santo. H