El artista Juan Ripollés quiere empezar a trabajar “cuanto antes” en la accidentada escultura de Homenaje a las víctimas del terrorismo, popularmente llamada La paz, de 36 toneladas de peso y 29 metros de altura, que el sábado se desplomó sobre la rotonda tras partirse los brazos que coronan la obra, a causa, según los primeros indicios, del fuerte viento, que llegó a rachas máximas de 100 km/h. “No hay ningún problema para volver a levantar la pieza; la desmontaremos y nos la llevaremos al taller de Burriana, donde la construimos, paso a paso, para recuperarla y volverla a colocar; es más barato que trabajar sobre la rotonda”. ¿Cuándo? “Lo sabremos tras la reunión con el Ayuntamiento, el ingeniero y los artesanos, en una comisión que convocó el alcalde tras el siniestro, que es la que determinará qué ha pasado y por qué ha ocurrido”, dijo el artista.

Ripo volvió ayer, a las 4.00 de la madrugada, a la rotonda de la avenida Almassora donde está ubicada La paz. “Es el ingeniero el que debe explicar”, repitió. Él dice “saber cómo reparar el daño”, pero “primero, deben hablar los profesionales”.