De ser el patito feo de los crustáceos al cisne de las jornadas gastronómicas que se celebran en la provincia a inicios de año. La galera, un producto típicamente mediterráneo, se ha convertido en los últimos años en un básico en las cocinas de los restaurantes castellonenses, tanto en los que ofrecen creaciones de autor como en los que apuestan por las elaboraciones de mercado.

¿El motivo? El asesor gastronómico de Mediterráneo, Francisco González Yuste, lo tiene claro: “Antiguamente, la gastronomía como tal no existía y la gente, simplemente, se alimentaba. Al ser la galera un producto del que no se puede sacar mucho, se consideraba como descarte, principalmente, para elaborar caldos”. Con los años, los cocineros han aprendido a sacar el máximo partido de este fruto del mar y, en la actualidad, se clasifica incluso, como gurmet.

Y es que el director de la Escuela de Hostelería y Turismo Costa de Azahar, Manuel Martín-Lorente, incide en que “la galera es delicada y se tiene que saber cocinar bien”. “Si te pasas un poco en la cocción, se pierde”, añade.

Respecto al mejor momento para comerlas, destacan los meses que tienen letra r. En el caso de buscarlas ovadas, González Yuste recomienda mayo, “aunque ahora es muy buena época”, señala. Y resalta que en los mercados de la capital o Burriana ya se pueden encontrar clasificadas por categorías en función de su calidad. En concreto, se puede diferenciar entre las más pequeñas, para caldos; y las más grandes y carnosas, que no tienen roturas, ideales para arroces o para comerlas fritas, entre otros.

Y en este escenario, los restaurantes de la provincia se ponen manos a la obra entre enero y marzo para sacar lo mejor de esta nueva reina del mar. Tras acabar las jornadas del Grao de Castellón, han tomado el testigo hosteleros de Vinaròs y Peñíscola que, con precios que oscilan entre los 22 y los 30 euros, ofrecen menús donde la galera es dueña y señora. En croquetas, arroces, fideuás, en forma de sushi o creando una suave mantequilla, los chefs se dejan conquistar y conquistan paladares. Eso sí, para los que tengan dudas sobre cómo comerlas enteras sin problemas, un consejo: “siempre de la cola hacia la cabeza”, matiza Martín-Lorente. H