El 40% de mayores ingresados en las residencias padece alzheimer

El 40% de personas mayores en residencias tiene alzhéimer. Así lo indicaron ayer fuentes de la Conselleria de Igualdad coincidiendo con la celebración este sábado del día mundial contra la enfermedad, que, según la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzhéimer de Castellón, padecen 15.000 personas en la provincia.

Reivindicaciones //

Silvia Ramos, gerente de la asociación, reivindica la creación de una red asistencial y de apoyo a las familias específica de alzheimer en el interior de la provincia, que hoy en día no existe. Y es que, según el presidente de AFA, Emilio Marmaneu, pese a contar con menos habitantes absolutos, la población del mundo rural está más envejecida.

Ramos también pide un impulso de nuevos centros de día terapéuticos específicos en la provincia. En la capital apunta a crear unidades de barrio, para ofrecer un servicio próximo a los domicilios con el objetivo de mantener al usuario en el entorno.

A su vez, urgen residencias específicas. En la actualidad AFA y la fundación Salomé Moliner tienen dos obras en marcha, en Vila-real y la Vall d’Uixó que, según Ramos, están paralizadas por falta de financiación de la Generalitat. En el caso de la Vall, por la pérdida de una subvención por no cumplir los criterios establecidos, según apuntó la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas.

Recursos actuales //

Desde la Conselleria de Mónica Oltra indican que este se han subvencionado en la provincia programas realizados por ocho entidades, con 74.000 euros de inversión y 200 beneficiarios. Y destacan que Castellón cuenta con cuatro centros de día en Onda, Vila-real, Vinaròs y la Vall, a los que habrá que sumar próximamente La Pineda de Castelló y que en los siete centros de mayores CEAM se hacen acciones de prevención. Además, AFA Castelló gestiona también nueve unidades de respiro en distintos puntos de la provincia.

Casi 4.000 casos nuevos en la Comunitat //

Igualdad tiene contabilizados en la Comunitat a 50.000 enfermos y en los ocho primeros meses del año se han diagnosticado 3.981 casos, según la Conselleria de Sanidad. Aunque la patología afecta en mayor medida a partir de los 65 años, siendo en torno a los 80 la mayor prevalencia, ya se están diagnosticando casos en personas de 50 e incluso a los 27 años. La edad media de los hospitalizados es de 83,3 años.

La epidemia del siglo XXI

Marmaneu alerta de que el envejecimiento de la población y el diagnóstico a edades cada vez más tempranas llevan a pensar que en los próximos años esta patología neurodegenerativa irá a más. Marmaneu, indica que la atención cuesta a las familias 30.000 euros al año, que se eleva a medida que la patología progresa. A fármacos y tratamientos no farmacológicos, hay que sumar la atención en centros de día o recursos especializados, aunque en la mayoría de casos recaen en un familiar, que a veces se ve obligado a dejar su empleo para cuidar a sus allegados. Por ello se habla de 45.000 afectados (calculan tres cuidadores por enfermo).

Cuidadores profesionales

El presidente de la Asociación Empresarial de Residencias y Servicios a Personas Dependientes de la Comunitat, José María Toro, apela a cambiar el paradigma del cuidado familiar por el del profesional, incluso en el domicilio». Y para ello, señala, debe haber recursos públicos. Abogó por potenciar los «cuidados profesionales especializados que no sobrecarguen a los familiares, sino que sea donde descanse el grueso de la atención. Esto ayudará a hacer más llevadera la situación de las familias y que estas personas sean atendidas por profesionales formados, mejorando la calidad de vida de todas», añadió.

Los familiares, desbordados

Marta Beltrán, del colegio de trabajadores sociales, señala que «los familiares se ven de repente sorprendidos por una situación nueva que van a tener que conocer, dadas sus implicaciones y afectaciones a nivel funcional, psicológico y emocional». Son muchos los cambios que pueden experimentar: necesidad de asumir nuevos roles, toma de decisiones interpersonales, estrés personal y emocional, falta de apoyo socio-familiar, límite de las prestaciones sociales... Cada familia asume las dificultades de formas distintas. Nuestro diagnóstico social es importante para así poder ofrecer una atención global al paciente y a la familia. El proyecto de intervención social será diferente, adecuado y consensuado con cada familia en particular. El Alzheimer provoca primero un desconcierto por el desconocimiento del futuro y de la persona afectada (ya deja de ser madre, hermano, cónyuge,...), un desbordamiento, un cansancio y mucha necesidad de información adecuada y orientación profesional. Tratamos de implicar a todos los miembros de la familia, de distribuir responsabilidades, de organizar tareas, pero sobre todo una coordinación con el resto de profesionales de otros recursos sociosanitarios para acercar los derechos a quienes los han olvidado». «El apoyo a la familia, sobretodo al cuidador principal, va enfocado hacia el autocuidado, la necesidad de dedicar tiempo para sí mismos, a delegar en otros familiares, hacer uso de los servicios existentes (ayuda a domicilio, centro de día, aulas de respiro), concluye.