El sector citrícola provincial vivió el año pasado una de las peores campañas que se recuerdan, una tormenta perfecta compuesta de exceso de producción, precios bajos y competencia comercial que se tradujo en pérdidas millonarias para los productores. Tras una temporada desastrosa, los agricultores empiezan a ver un poco de luz al final del túnel debido a los precios «razonables» que se están alcanzando en los tratos de compraventa. Este incremento se debe directamente a la bajada de producción prevista. Por tanto, al haber menos naranjas su precio va al alza.

De momento, la campaña en la zona de la Plana ha arrancado ya con la recolección de las variedades tempranas como son la clemenrubí y la marisol.

En concreto, según explicó el presidente de Fepac-Asaja, José Vicente Guinot, la clemenules está comercializándose entre 0,28 y 0,35 euros el kilo. «Hay que pensar que veníamos de unos precios muy bajos, los que se están dando son correctos, pero tampoco para tirar cohetes», señaló Guinot, al tiempo que resaltó que, pese a haber menor cosecha, está será suficiente para abastecer la demanda del mercado.

En cuanto a la reducción, el Ministerio de Agricultura ya informó de que las previsiones apuntan a cerca de un 20% de merma respecto a la pasada campaña.

Cosecha de calidad

Un elemento clave que ya se está viendo en el árbol es la «buena calidad y tamaño» de los cítricos, «por lo que el repunte de precios es lo esperado», explicó el secretario general de la Unió de Llauradors i Ramaders, Carles Peris. «La fruta saldrá de manera escalonada al mercado, por lo que no habrá una saturación que pueda llevar a afectar de forma negativa a los precios.

Peris subrayó que hay dos factores que resultan clave para una buena campaña. Por una parte, que, en Europa, empiece pronto a hacer frío, lo que anima el consumo de naranjas y, por tanto, las exportaciones. Por otra, el hecho de que el organismo de EEUU que realiza las funciones propias aquí del Ministerio de Agricultura haya elaborado un informe advirtiendo de una bajada generalizada en la producción citrícola mundial, lo que se traduce en una «menor presión de países terceros», según explicó Peris.

Menos producción

De todos modos, también existe el riesgo para algunos agricultores de que un aumento en los precios no compense la bajada de producción que pueda tener. Y es que el campo castellonense sufre un sinfín de contratiempos.

En este sentido, el portavoz de la Plataforma per la Dignitat del Llaurador, César Estañol, advirtió de que si en algunas fincas la producción de clemenules «cae a la mitad, la situación puede ser peor aún que el año pasado».

El exceso de producción del año pasado está directamente relacionado con este descenso. Al quedarse mucha naranja sin recoger del árbol --porque su distribución no es rentable-- este experimenta «sufrimiento» y no da tanta fruta como antes, o directamente no da ninguna.

También alertó de este peligro el presidente de Intercoop. Juanvi Moros. «Hablamos sobre todo de la clemenules; en la naranja la caída se notará menos», indicó.

Ambos representantes del sector indican que el abandono de campos empieza a ser un problema muy serio. «Hay empresas que ya se han desentendido de huertos enteros y esta tendencia va a ir a más», manifestó Moros.

sin novedades // Por si fuera poco, los problemas de fondo siguen sin resolverse. Esto es: la competencia «desleal» de Sudáfrica, la falta de un lobi potente en la Unión Europea --compromiso del presidente, Ximo Puig--, las ayudas de la administración para implantar una futura reconversión varietal o para paliar las pérdidas de los agricultores...

Las miradas de los agricultores también se dirigen a la administración autonómica, sobre todo en dos temas: las ayudas y el apoyo en Europa. Respecto a las primeras, la Generalitat anunció ayudas de minimis para paliar la mala campaña anterior, que aún no se han materializado.