sería igual. Las fiestas de verano son para muchos pueblos la seña de identidad. Una semana de reencuentros, abrazos y diversión con amigos hasta la madrugada.

Pero este verano todo tambalea con motivo del covid-19. La pandemia ha arrasado con todos los sectores y especialmente con el de la cultura y el espectáculo. Las empresas que se dedican a llevar la alegría y la música a los municipios han dejado de trabajar. Y es que desde la declaración del estado de alarma, ya hace más de dos meses, se ha producido una avalancha de cancelaciones.

La suspensión histórica de la Magdalena (primera en sus 75 ediciones) truncó lo que para muchos grupos es el inicio de la temporada y el preludio de Fallas, Pascua y la época estival. Es a partir de junio cuando las orquestas y discomóviles empiezan a aterrizar en los pueblos, coincidiendo con el fin del curso escolar y las vacaciones.

Sin embargo, el contexto actual del inicio de la desescalada y la no llegada de una vacuna a corto plazo, ha llevado a que los ayuntamientos y comisiones ya hayan trasladado a las empresas musicales que suspenden todos los actos previstos para junio.

En este sentido, el gerente de Espectáculos Talía y compañía líder en contratación de eventos en la provincia, Jorge Gómez, avanza que el futuro no es nada esperanzador: «Ya nos han llamado para suspender actos de septiembre y la sensación es que se va a cancelar prácticamente todo. La gente lo está pasando muy mal y en lo último que está pensando es en irse de fiesta», explica.

En cuanto a las pérdidas que generaría una cancelación total, Jorge detalla que «julio y agosto suponen el 70% de los ingresos del año. Pero no solo afecta a músicos, detrás del sector hay técnicos, transportistas, bares, proveedores... La repercusión que tienen las fiestas en la provincia es de muchos millones de euros, ojalá se pueda acordar un protocolo de seguridad, para garantizar su celebración», concluye.

Testimonios:

Robert (Kinky Band): Acostumbrado a actuar junto a su banda en todos los rincones de la Comunitat valenciana durante el año, Robert no quiere ni imaginar lo que supondría una cancelación total de los conciertos. «En nuestro grupo somos 10 músicos, tres técnicos y un camionero. 14 personas que en verano nos dedicamos exclusivamente al espectáculo y que veríamos como se reducen nuestros ingresos». Y añade: «Nuestra situación es muy delicada y no encontramos soluciones a corto plazo, pero confío en que pueda aprobarse un protocolo de seguridad y se celebren conciertos este verano, es un sector del que dependen muchas familias», concluye Robert.

Sergio (Supermagic): Con la incertidumbre de si van a poder actuar en verano, a Supermagic ya le han cancelado varios conciertos en Magdalena y Fallas. Su cantante, Sergio, relata lo duro que se está haciendo este momento: «Somos 13 miembros y ninguno estamos teniendo apenas ingresos. Al no poder vivir solo de la música, tenemos otros trabajos para poder subsistir. Encima no podemos acceder a las ayudas que han sacado las administraciones, porque nos dicen que solo van dirigidas para quienes no tienen más empleos, es decir, aquellos músicos que pueden permitirse vivir del espectáculo porque ganan más o tienen más posibilidades».

Fran (Producciones The Luxe): Este puede ser el primer verano desde hace muchos años que los pueblos se queden sin las características discomóviles. Fran, el gerente de Promociones Musicales The Luxe, negocia cada año unas 150 actuaciones entre la orquesta The Luxe y sus discotecas portátiles. «En un sábado de agosto llegamos a estar hasta en seis pueblos a la vez: cinco con discomóviles y uno con la orquesta», explica. Pero este 2020 puede dejar sin trabajo a los 25 trabajadores de la empresa: «Solo en marzo y abril hemos dejado de facturar unos 50.000 euros y eso sin contar lo que se viene, que en junio ya nos han llamado para cancelarlo todo», apostilla.

Quino (Top Zero): Quino, portavoz del Grupo Top Zero, no se podría haber imaginado esta situación cuando a principio de año preparaba la próxima campaña de verano. Ahora, una pandemia después, el futuro del sector se tambalea más que nunca. «Teníamos una previsión de unos 50 bolos solo en verano, pero a 17 de mayo ya nos han suspendido todo lo de junio y están empezando a llamarnos para las fiestas de julio», detalla. Y añade: «La gente lo está pasando mal y en lo último en lo que se piensa es en la fiesta. Por suerte mis músicos son jóvenes y no tienen hijos a cargo, pero si no, ¿cómo iban a mantenerlos si se suspende todo».