Para encontrar tecnología de última generación no hay que irse muy lejos. La Universitat Jaume I (UJI) cuenta con sendos equipos de Robótica inteligente y Submarina que ultiman con sus investigaciones avances que podrán ser de utilidad para la industria de Castellón y el hogar del futuro. El grupo de investigación, fundado en diciembre de 1991, desarrolla avances «aplicables a empresas de Castellón», tal y como destaca Gustavo Casañ, técnico de investigación del laboratorio de Robótica Inteligente (Robinlab) y doctor ingeniero en Informática.

Casañ cita como ejemplos que «con mejores sistemas de visión (3D) y manos de robots (blandas adaptativas) podemos automatizar con seguridad las cadenas de preparación de frutas para la venta: robots y personas podrían trabajar a la vez y las frutas con defectos podrían detectarse y apartarse con gran rapidez y sin dañarlas». Y añade que «algo similar podría hacerse para las piezas de cerámica. Sistemas como el ya ideado desde la UJI --que fue seleccionado como equipo español para el desafío mundial Amazon Picking Challenge-- podrían adaptarse para reponer productos en las estanterías de un comercio o, dada una lista de la compra, buscar y preparar la compra de una persona».

Otro ambicioso proyecto de I+D+i activado este año y que va a posicionarse como referente es del área submarina: El Centro de Investigación en Robótica y Tecnologías Subacuáticas (Cirtesu), financiado con fondos europeos Feder y de la Generalitat. La previsión es que funcionar en pruebas en este segundo semestre algo que, pese a la pandemia, se ha logrado. Colaborará con el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) --que cuenta con el Instituto de Acuicultura de Torre la Sal, en la Ribera de Cabanes-- y con el sector público-privado.

El vicerrector de Investigación y Transferencia de la UJI, Jesús Lancis, explica que «primero se adquirió el robot submarino y luego se construyó el tanque de agua con capacidad para medio millón de litros de agua (como una piscina en superficie, sobresale; y tiene anexo en un lateral un laboratorio, separado por una placa de metacrilato)». «Ahora se han rematado los filtros y está ya operativos; los investigadores han empezado a hacer pruebas. Aunque se presentará oficialmente en las próximas semanas», manifestó.

Los beneficios que supondrá Citersu son amplios y multisectoriales. «Contamos ya con proyectos para investigar en mejoras para evitar concentraciones de residuos en filtros de estaciones depuradoras de Castellón; contactos con el Ministerio de Defensa en relación a pantallas acústicas con pruebas en entornos submarinos; con el Puerto de Burriana, etc.».

Otro proyecto activo de Suymbarina de Castellón es el Twinbot, con las universidades de Girona e Illes Balears. «Su propósito es crear robots submarinos autónomos capaces de colaborar entre ellos en todo tipo de tareas. Con aplicación en instalación de cableado en el fondo del océano o en plataformas petrolíferas, arqueología. Y pronto se va a empezar un nuevo proyecto europeo con la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) para equipar a robots con sensores que detecten el estado físico de materiales (ej. de un edificio o tubería corroída), sin tomar muestras.

¿ROBOT A PRECIO DE COCHE?

Para Casañ, la robótica «ha avanzado mucho en los últimos años pero la presencia de robots inteligentes en la vida cotidiana aún es poco frecuente». En este campo la UJI trabaja en desarrollar «manos blandas, con plasticidad y visión 3D» para que los humanoides no destrocen lo que cogen con sus garras. Es algo que se investiga en medio mundo y Castellón tiene su propio modelo de manos (ej. agarre con ventosa, acolchados, etc.). «Saldrían de las cadenas de montaje para usarse en casa --como robots mayordomos--; o en centros sociosanitarios. Se trata de que ese humanoide pueda dar un vaso de agua sin romperlo ni pillar los dedos a un anciano o personas con minusvalía física», dijo.

Y los robots personales para el hogar del futuro (que te abra la puerta, te traiga una Coca-cola, te avise si se acaba algo de la nevera o te traiga las medicinas), más allá de las Roombas, para Casañ, «ahora tendrían un precio por las nubes, de 100.000 euros. Pero en los próximos años será más razonable, casi como un coche: por 20.000».

Finalmente, la UJI ha solicitado un proyecto europeo Comove --a la espera de respuesta de las entidades--, junto a universidades y empresas de Reino Unido, Portugal, Dinamarca, Turquía y España (con Robotnik Automation, de Valencia). «Se crearían robots colaborativos para cadenas de montaje móvil, de vehículos», anunció.