En un año complicado para el turismo debido a los contratiempos de la pandemia, el turismo rural es como un oasis en medio del desierto. De hecho, Castellón ya cuenta con casas rurales «con fines de semana completos hasta diciembre y con lista de espera para beneficiarse de una estancia con descuentos del 70% gracias al bonoviaje impulsado por la Generalitat para residentes de la Comunitat, que ha generado una demanda brutal, con cifras históricas», destaca el presidente de la Asociación de Turismo Rural (ATR-Ashotur) de Castellón y del club de alojamiento Temps de la Comunitat, Joaquín Deusdad.

El principio del goteo de llamadas para reservar una casa rural en Nochevieja ya ha empezado, y todo ello pese a la incertidumbre reinante por las restricciones para frenar el covid-19. «Tenemos ya una gran demanda de turistas para hospedarse pero no sabemos qué vender. La fiesta de cotillón con cena y resopón más allá de las 24.00 horas parece inviable con las actuales restricciones para hotelería y toque de queda en general. No puede haber barra libre ni baile, pero quizás sí organizar una cena con mesas de seis. Estamos a la expectativa», explicó.

VUELVEN CLIENTES FIELES

Aunque si continúa el confinamiento perimetral será imposible la llegada de turistas de otras autonomías, como los catalanes, se compensará con los valencianos. Desde el sur de Tarragona tenían clientes de escapadas y restauración que podrían fallar. Pero demanda no le falta al sector de Castellón. «Gracias al bonoviaje hemos detectado que un 30% de nuestras reservas son repetidores. Son clientes que vinieron hace una década o más, de Valencia o Alicante, y que nos recuerdan y deciden volver. Alguna pareja estuvo de viaje de novios y ahora vuelve ya con familia. No es lo habitual, pero ahora, en lugar de un viaje a Tailandia, se quedan en la Comunitat y buscan destinos de confianza», relata.

Y es que el coronavirus ha frenado los grandes viajes pero, de rebote, ha beneficiado al interior. «En Castellón contamos con un turismo rural sostenible, que está sobreviviendo sin necesidad de grandes turoperadores. Los más profesionales están siendo los más buscados, incluso se dan reservas entre semana --con el 50% de habitaciones ocupadas--. Era un perfil de trabajadores de eléctricas, renovables, obras, pero ahora son incluso familias o parejas que trabajan a turnos y tienen vacaciones por su empleo y pueden venir a pasar varios días, más allá del fin de semana», indica. Y es que, si el interior de por sí ya está menos masificado, de lunes a viernes, aún se respira más tranquilidad.

Para Deusdad, la oferta alojativa del interior de Castellón podría incluso ser superior en estos momentos, pues se está dando en este año del covid-19 más consumo y una ocupación récord que no se veía en tiempo. «Un 20% más de plazas de alojamiento podría llenarse, si se mantuviera la demanda como hasta ahora», reflexionó. Para ello, en su opinión, inicialmente, «creo que subiría un poco la oferta de viviendas turísticas construidas solo si mejorara un poco la rentabilidad. Quizás no iría en la línea de edificar nuevos hoteles pero sí reflotar alojamientos disponibles ahora en desuso por falta de gestores como hoteles municipales sin adjudicatario o casas rurales a recuperar». Al cierre de octubre Castellón contaba con más plazas de alojamiento turístico reglado, 124.815; de ellas, 3.998 rurales, frente a las 3.136 del 2019 y 3.764 del 2010.