Solo cuatro residencias de Castellón --el 4% de las 87 afectadas en la Comunitat-- presentan en estos momentos casos positivos de coronavirus entre sus residentes o trabajadores y ninguna de ellas se encuentra bajo vigilancia activa de la Conselleria de Sanidad. Los asilos de la provincia han logrado sortear el envite de una segunda ola que deja casos preocupantes en localidades valencianas como Llíria --donde la Fiscalía ya ha abierto diligencias de investigación-- o la Pobla de Vallbona, donde se ha confirmado el fallecimiento de nueve usuarios de La Saleta tras un brote de coronavirus con 76 mayores infectados.

La pandemia hizo estragos en los centros de mayores de Castellón la pasada primavera, durante la primera ola del covid-19. Decenas de muertes se sucedieron en Morella, Vila-real, Castelló o Villahermosa del Río, entre otros lugares. Hasta 15 centros llegaron a tener casos positivos el pasado mes de abril en la provincia y nueve de ellas estuvieron bajo el control de la Generalitat Valenciana ante la grave incidencia de la pandemia en sus instalaciones.

TEST PERIÓDICOS

Ahora, aunque la situación es en los asilos Castellón mucho mejor que hace unos meses, los sindicatos insisten en la necesidad de realizar test periódicos a los empleados de residencias para evitar que se produzcan brotes que pueden tener consecuencias fatales para los ancianos. En este sentido se pronuncia el secretario general de UGT en Castellón, Francisco Sacacia, quien apuesta por intensificar los controles. « Hablamos de espacios especialmente vulnerables por tener a personas dependientes, con patologías previas y edades avanzadas. Realizar pruebas de forma habitual al personal, que es quien entra y sale y tiene más contactos debería ser ya una obligación y no una sugerencia para evitar el caos de la primera ola», asevera Sacacia.

José María Calas, del sindicato de enfermería Satse, también cree conveniente incrementar los controles preventivos en centros de atención a la tercera edad. «Hacer test a los trabajadores que realizan su actividad con personas vulnerables es la única manera de llevar un control y un seguimiento. Permite detectar casos de forma precoz y aislar a los afectados», sostiene el representante en conversaciones con este diario.

Por su parte, desde CCOO, Encarna Barragán, asegura que el protocolo en las residencias de la provincia está «mucho más ajustado» que la pasada primavera y eso ayuda a controlar la segunda ola. «Hay separación entre ancianos, grupos burbuja, pruebas para la detección del covid cuando un trabajador vuelve de vacaciones o cuando un usuario vuelve al centro tras una salida etc.», recuerda Barragán, quien afirma que en el caso de las pruebas periódicas a trabajadores no tiene claro qué periodicidad debería tomarse o si resultaría realmente efectivo.

La vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, se pronunció también el lunes sobre este asunto e incidió en la importancia de las pruebas periódicas a empleados.

LOS PRIMEROS EN VACUNARSE

Precisamente por la virulencia del virus en este tipo de centros, el Gobierno anunció ayer que los usarios de residencias y sus cuidadores (personal sanitarios y sociosanitario) serían los primeros en recibir la futura vacuna del covid-19, que se espera comience a inyectarse en España entre los meses de enero y marzo.