Confinamiento total, como el de la primera ola, sí o no. En esta disyuntiva se mueve ahora el Consell, donde cada uno de los tres socios del Botànic aboga por soluciones diferentes para frenar la tercera ola. El PSPV apuesta por la cautela y confía en que las restricciones actuales, como el toque de queda a las 22.00 horas y el cierre de bares a las 17.00 horas, permitan reducir los contagios, mientras Compromís pide ir más allá a un confinamiento domiciliario con los colegios abiertos y Unides Podem a uno total. A esta disparidad de criterios se unió ayer la petición del Colegio de Médicos de Castellón reclamando un aislamiento como el vivido la pasada primavera para poder mitigar los efectos de la tercera ola y evitar el colapso ya creciente en los centros de salud y hospitales.

Según la entidad, la situación es «altamente preocupante». El motivo no es otro, según los médicos, que una parte minoritaria de la población «no lo ha respetado las restricciones, lo que ha desbordado las necesidades de asistencia y hospitalización».

A pesar de que las presiones por restringir aún más la movilidad van en aumento, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, insistió ayer en descartar la posibilidad de un confinamiento domiciliario en la Comunitat ante la escalada de contagios a la vuelta de navidades, aunque resaltó que las últimas restricciones vigentes desde el 7 de enero se evaluarán dentro de unos días y «se tomarán las medidas que corresponda».

«Hay margen todavía para llegar a otras medidas antes de un confinamiento domiciliario, que también tiene consecuencias muy negativas sobre la salud. Es competencia estatal pero, en cualquier caso, sería el último espacio posible», defendió sobre el cierre de toda actividad no esencial que piden sus socios de gobierno.

Rifirrafe

Dicho esto, el también líder del PSPV aseguró que las aportaciones de otros partidos y de la vicepresidenta y portavoz del Consell, Mónica Oltra (Compromís), «son siempre consideradas» y por su parte no tiene «nada más que decir». «Esa es la posición de la Generalitat», zanjó Puig, al tiempo que destacó que la crisis «debe abordarse desde la serenidad y la prudencia sin decisiones tomadas de manera espasmódica ni excesivamente tacticista».

El jefe del Consell se pronunció así después de que Oltra insistiera en adoptar medidas más duras, como el toque de queda a las 20.00 horas o la suspensión de la actividad no esencial, porque considera que esa aplicación «es más eficaz que estar siempre rengueando, que es lo que pasa ahora».

Ascer avisa de daños económicos

La industria cerámica, pilar económico de Castellón, ha trasladado su «preocupación» ante las medidas de contención que se puedan tomar ante el notable repunte de contagios, «lo que podría conducir a la paralización de la economía y la destrucción de empleo», según ha señalado la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos (Ascer).

En este contexto y ante un «recrudecimiento» de la evolución de la pandemia, Ascer ha insistido de nuevo en que es «imprescindible» que se tenga en cuenta la realidad económica y sus consecuencias en el tejido empresarial y en el empleo. «Esta tercera ola del virus supone una grave amenaza para las empresas, que ya atraviesan una precaria situación financiera y que se agravará si se aplican duras restricciones como en la pasada primavera», ha apuntado la patronal del sector cerámico.