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CD Castellón

Infeliz aniversario

Pepe Beltrán opina sobre la actualidad del CD Castellón y rememora uno de los peores partidos de su historia

César Díaz durante el partido entre CD Castellón y San Fernando.

Entre unas cosas y otras, se me pasaba el triste aniversario de la goleada en contra más abultada que recuerdo desde que retiré mi primer carnet de abonado (nº 5.416), hace ya 40 años. Fue una negra noche de octubre de 1981, que en el viejo Castalia todavía era más oscura si cabe por mor de una pobrísima iluminación, tanto que no se podían retransmitir partidos por televisión --la única-- y los resúmenes de Estudio Estadio reducían las imágenes a sombras en movimiento.

Para mí no era una jornada de fútbol, era poco menos que un acontecimiento, un salto vital. Mi padre me llevó a cenar con sus compañeros de trabajo de Mármoles Luis Gómez (en la avenida Cardenal Costa) y habían reservado mesa en el bar vecino, el Melvi, que regentaban los hermanos Melchor y Vicente. Luego nos trasladamos a la grada de torre bajo, lo más próximo posible al córner para disponer del mejor campo visual en aquel tan horrible como entrañable escenario que reunió a quince mil almas.

Nos las prometíamos felices cuando Blanco transformaba un penalti para adelantar a los nuestros y Conde fallaba un gol a puerta vacía. Estábamos bailando al Barça de Udo Lattek. Tras el descanso se produjo la lesión de Blanco que le obligó a retirarse, pero entre ninguna de las crónicas que he repasado he encontrado el pisotón que le propinó en el suelo, creo que Simonsen, y que permanece indeleble en mi memoria. La reacción blaugrana cristalizó con el empate en una falta ensayada a cargo de Alexanco y la cascada de goles: Esteban, Morán, Quini, Estella y otra vez Quini. Le cogí manía a Quini por entender provocadora su celebración en un hombre tan poco dado a la vehemencia y odio al Barça desde entonces, todavía no sé por qué, y casi tanto como al Madrid.

Aquel Castellón no bajó, se precipitó a la Segunda batiendo récords negativos. Cayó víctima de una tan mala como rácana planificación: no renovó a Draganic ni tampoco supo aprovechar el dinero de los traspasos de Ribes y Roberto. No había delantera.

Sin ánimo de establecer paralelismos, también el equipo actual tiene más voluntad y disciplina que remate. Que el árbol del triunfo en San Fernando no nos impida ver el bosque de nuestras carencias. Si se quiere ascender, hacen falta refuerzos. Lo contrario no es un ejercicio de buena voluntad, ni siquiera de optimismo exacerbado. Es pura mentira. Si no hay dinero para la ampliación de capital ni para subir, que nos lo digan ya.

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