ANÁLISIS

Las ayudas a la cerámica de Castellón, en cinco claves

Los resultados están, por el momento, muy por debajo de las promesas

Esta semana se han acordado las condiciones de los créditos de la Generalitat a la cerámica.

Esta semana se han acordado las condiciones de los créditos de la Generalitat a la cerámica. / GABRIEL UTIEL BLANCO

Bartomeu Roig

Bartomeu Roig

Parece una variante del día de la marmota: no hay semana en la que no se hable de las ayudas que espera la cerámica de Castellón para sobrevivir a la grave crisis energética que sufre. En los últimos meses se han mantenido diferentes encuentros con altos cargos institucionales. Incluso con el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hace unos cuatro meses. Pero las buenas palabras no han ido acompañadas, todavía, de hechos significativos. Este es el minuto y resultado de unas medidas esperadas, y de las que depende buena parte del futuro económico de Castellón. 

2022: 28 millones a cuentagotas

Según un informe elaborado por la patronal Ascer, las pérdidas sectoriales de la cerámica en el 2022 fueron de 1.000 millones de euros. Una cantidad que se explica por el sobrecoste energético, cifrado en 2.600 millones. El Gobierno puso en marcha un mecanismo de ayuda a las empresas gasintensivas de hasta 375 millones de euros. Según afirmó la ministra de Industria, Reyes Maroto, en su visita a la feria Cevisama, la cantidad final que recibió la cerámica fue de 28 millones.

La ministra Reyes Maroto, en su visita a Cevisama.

La ministra Reyes Maroto, en su visita a Cevisama. / Gabriel Utiel

Un dinero que se recibió a cuentagotas, con un tope de 400.000 euros por grupo empresarial. Las ayudas se anunciaron en marzo, y el dinero no empezó a llegar hasta pasados unos meses. Una dinámica que se repetiría hasta hoy, para desesperación de las empresas.

Los 100 millones de la Generalitat

Los presupuestos de la Generalitat cuentan con una partida de 100 millones de euros para ayudar a la cerámica. Una cantidad muy escasa en comparación con el agujero de los costes del gas, pero que sería sensiblemente superior a lo aportado hasta ahora por el Gobierno. El dinero se repartiría entre 50 millones de ayuda directa, y otros 50 en créditos del Institut Valencià de Finances (IVF). Pero la nueva normativa estatal sobre periodos de pago de las empresas (que impide destinar ayudas públicas a aquellas que tarden más de 60 días en pagar), cortó los planes. Esta misma semana se ha llegado a un acuerdo con las patronales para desbloquear de una vez por todas esta inyección: todo el dinero será en créditos, pero con condiciones ventajosas: un mínimo del 5% que no habrá que devolver, rebajas en los tipos de interés y largos periodos para devolver al préstamo.

Los representantes de las patronales de la cerámica, con Ximo Puig.

Los representantes de las patronales de la cerámica, con Ximo Puig. / GABRIEL UTIEL

La semana que viene se publicará la medida en el Diari Oficial de la Generalitat Valenciana. Las empresas podrían empezar a recibir el dinero en unas semanas, sobre todo aquellas que ya habían tramitado la solicitud para los créditos. Patronales y Generalitat reconocen que la medida no es suficiente. Las firmas necesitan dinero directo para suturar la herida del pasado año, y no más deudas. Pero la legislación no permite ir más allá por ahora.

Dentro de la misma actuación hay dinero para otros sectores gasintensivos, pero la cerámica y los esmaltes tienen garantizado que 100 millones serán de forma exclusiva para ellos, a diferencia de las medidas del Ejecutivo estatal del pasado año.

Los 450 millones del Gobierno

Pedro Sánchez recibió a Ascer en Castellón en noviembre y anunció que se ayudaría a la cerámica. El 27 de diciembre se supieron los primeros detalles, tras un Consejo de Ministros: habrá ayudas directas de 450 millones de euros para empresas gasintensivas, dentro de un paquete de medidas para paliar los efectos de la guerra en la economía española. La cifra fue considerada escasa por el sector, y se advirtió de que la cerámica tendrá que competir con cerca de 30 sectores industriales más. Lo peor vendría después: el borrador planteado por el ministerio indica que el plazo que se da para adjudicar el dinero acaba el 31 de marzo del año que viene. Con el temor de que, llegado ese momento, varias empresas hayan desaparecido.

El presidente Sánchez, con Puig, en la reunión mantenida en noviembre con Ascer.

El presidente Sánchez, con Puig, en la reunión mantenida en noviembre con Ascer. / Mediterráneo

Tampoco gustan las condiciones: el 50% se tiene que destinar a inversiones, y está la ya mencionada ley de periodos de pago. Las empresas con economía más saneada podrían recibir el dinero, pero las más tocadas lo tendrán muy difícil para aspirar a ello.

A todo ello hay que sumar que las empresas de esmaltes se quedaron inicialmente fuera. El borrador está en fase de respuesta de las alegaciones, pero no se esperan cambios significativos.

Unos avales ICO poco efectivos

Además de los 450 millones, el Gobierno puso encima de la mesa otros 500 millones, en forma de avales ICO. Una fórmula que no convence en absoluto al sector. En primer lugar porque, como ocurre con las ayudas del Consell, ese dinero hay que devolverlo y aumenta el endeudamiento de las empresas. Pero hay otro factor: el ICO no presta el dinero, sino solo concede avales. Son las entidades financieras las que tienen que aportar la inyección económica. Y según fuentes del sector, la banca comercial no está por la labor. En cambio, el dinero que viene del IVF sí es prestado directamente por ellos.

La comparación con Europa

Mientras aquí no paran de mantenerse reuniones sobre las ayudas, en otros países ya hace tiempo que se aplican medidas para las industrias más afectadas por los sobrecostes energéticos. El ejemplo más repetido es Italia, que aplica bonificaciones fiscales a la compra de gas, lo que supone una rebaja del coste del 40%. Gracias a esto, la cerámica italiana ha resistido la crisis con niveles estables de producción, mientras España ha caído un 15% en el 2022. Otros países han aplicado un tope al precio del gas destinado a la industria, como Alemania y, más recientemente, Portugal. De esta manera, los productos industriales mantienen unos costes estables, y conservan su competitividad en los mercados internacionales. España cuenta con un tope al precio del gas, pero solo para producir electricidad. Por no hablar de la reducción del IVA para el gas, del 21% al 5%. Algo que no tiene efecto en la industria, ya que ese gasto se deduce. 

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