Las obras de remodelación de la cubierta del castillo de Peñíscola han dado una imagen que sorprenderá a más de un visitante.

Después de que haya estado cerrada todo el invierno, en las próximas semanas se reabrirá la parte superior, conocida por sus espectaculares vistas de la población. La diferencia es evidente: la terraza se ha pavimentado con piedra pulida en dos colores, se han colocado almenas y se han sacado a la luz tres chimeneas que daban a las estancias inferiores. Sólo hay un tramo que se ha quedado sin almenas, que corresponde a la antigua torre del homenaje. Con esta decisión, los responsables del recinto apuestan por que en el futuro se pueda rehacer esta zona.

A pesar de ello, lo más importante de las obras es lo que no se ve. "Se producían filtraciones de agua en el salón gótico, una situación que llevaba años preocupándonos", según indica el director del castillo, Jordi Pau. Durante las obras se ha procedido a la impermeabilización de la cubierta, con el fin de preservarla en las mejores condiciones posibles.

Las condiciones de este invierno, con numerosos días de viento, heladas e incluso una ligera nevada, han provocado un ligero retraso en la ejecución, debido a las dificultades propias de un lugar situado a 60 metros sobre el nivel del mar, y sin ninguna protección para el viento.

Una vez superadas, los visitantes podrán apreciar los resultados en breve.