Según Melchor, la necrópolis de Burriana es atípica por ser la única intramuros de toda la provincia, junto con la de Segorbe. Y es que los grandes cementerios musulmanes se encontraban fuera de las murallas, sin vallado, junto a los caminos que conducían a las puertas principales, y separaban en el espacio a vivos y muertos.

Este camposanto de Burriana se extendía por debajo de la calle Mayor, ya que todos los cuerpos se hallaron en la parte del solar contiguo a este vial. La ciudad musulmana de Burriana se extendía sobre unas tres hectáreas, rodeada por un recinto amurallado semicircular y reforzado por algunas torres cuadradas.