Su preocupación por conservar uno de los símbolos del patrimonio local ha llevado a los jóvenes de la congregación de San Luis de Almassora a organizar unas jornadas de visita al campanario de la iglesia de la Natividad y a dedicarse a acondicionarlo previamente.

Andrés Martínez, presidente de Els Lluïsos, explicó que, dentro de los actos de diciembre, figura la II Pujada al campanar d´Almassora, cuyos preparativos comenzaron ya el pasado domingo, cuando un grupo de jóvenes se dedicó a limpiar el inmueble, que data del siglo XVIII y es de planta cuadrada, con ventanas de medio punto y pilares toscanos, rematado por dos cuerpos.

Así pudieron participar ayer unas 30 personas en las visitas a la torre, desde las 10.30 a las 14.00 horas. El acceso se realiza desde el altar de San José, junto a la puerta lateral de la iglesia.

Éric García, Manuel Pachés, Daniel Galmés, Alberto Artero y el sacristán Pepe Llebra eran los guías que emprendieron el ascenso por una escalera cuadrada --bien iluminada salvo el último tramo de caracol-- hasta la primera parada: el cuarto del reloj. Aunque se sustituyó por uno mecánico, todavía se encuentra la maquinaria del artilugio. "Fue construido y colocado por Federico Rosa y su hijo el 15 de octubre de 1902 o 1909, siendo alcalde Vicente Martinavarro Bernat", relató García. Lo más curioso de esta habitación son las inscripciones en la pared, algunas anteriores a la guerra civil, como la de Manuel Tellado Boix, de 1922; o la de José Box Amiguet, de 1933.

No faltan alusiones a la contienda, ya que se utilizó como puesto de guardia, como lo demuestra una firma de Simeón Duplá Brisach, del 26 de junio de 1937, o un saludo a Franco el 5 de julio de 1938 "año triunfal". Hay de más recientes, como la del 4 de octubre de 1989, de Fraisco el Mañ , Vicente el Tirro, José Gandía el Mañá y Enrique Agut el pintor.

Otra escalera de caracol da acceso al cuerpo de campanas con cuatro portales en arco. En total hay seis, cuatro en la terraza y dos más arriba. Manuel Pachés expuso que la más moderna es la de Santa Quiteria, datada entre 1960 y1970, de 22 kilos; y Santa Bárbara es la más antigua, de 1714, con 115 kilos.

Nuestra Señora del Carmen, de 1914 y con 255 kilos, fue costeada por un devoto de esta virgen; mientras que Rosarito, dedicada a la Verge del Roser y de 430 kilos, se creó en 1971. Santa Ana, de 1803, es la segunda más antigua, con 450 kilos; y la Major, de 1.200 kilos, la financió el alcalde Vicente Vilar y el cura don Cornelio Monfort en el año Santo Mariano, el 8 de diciembre de 1954, y fue reconstruida después por Juan Carratalá.

Este inmueble, propiedad de la Iglesia como se pudo esclarecer el año pasado, tiene pendiente una consignación de la Conselleria de Cultura desde el 2004, pues presenta grietas. Para su rehabilitación, la concejala de Patrimonio, Nuria Felip, ha destinado 36.000 euros para el 2005; y la Fundación Blasco de Alagón aportará 12.000 euros para su iluminación.