Por encima de cuestiones urbanísticas la principal prioridad es derribar un inmueble ruinoso, que ya obligó al Ayuntamiento a tapar las entradas en mayo de 1999, cuando aún era difícil saber de quién era la propiedad, antes de que la firma Titanbur deshiciera una complicada trama legal de bancos y acreedores que desembocó en una subasta pública en la que un grupo de empresas lideradas por esta misma compañía se quedó con este inmueble de 30.000 m. En abril de 1997 llegó a producirse un asesinato en el interior de las naves, suceso que reabrió el debate sobre la necesidad de derribar está antigua fábrica de papel ubicada en el Camí d´Onda.