Más de 800 personas participaron ayer en los actos organizados por la Congregación de Hermanas de la Consolación de Vila-real, con los que la entidad conmemoraba el 150° aniversario de su creación. Además, agradecía de este modo el arraigo de los miles de vila-realenses a lo largo de sus 140 años de vida en la localidad.

Aunque fueron diversos los eventos realizados con motivo de la festividad, destacaron por su afluencia una marcha conmemorativa y la eucaristía. A las 18.30 horas partía la comitiva desde la plaza del Llaurador para recorrer todos aquellos puntos en los que se han ubicado las hermanas durante los 140 años.

Así pues, fueron al Patronato, pasando por el carrer Major, la avenida Francesc Tàrrega --al lado del Auditori Municipal-- y el Cristo del Hospital, hasta llegar al colegio, resultando un recorrido de más de dos horas de duración. Los citados puntos corresponden a cada uno de los lugares donde se situó en un tiempo pasado el colegio de la Consolación. Por ello, en todos estos emplazamientos se interpretaron diferentes segmentos del musical Un sueño sin fin, basado en la vida de santa María Rosa Molas.

Además, hubo varias intervenciones recordando la historia de este colectivo y su incursión en la ciudad, diez años después de su creación. En estos relatos recordaron como en al año 1980 las monjas se trasladaron al solar en el que se encuentra el actual centro educativo religioso.

Alrededor de las 20.30 horas, la comitiva llegó al colegio y allí se ofició una eucaristía regada con las dulces voces del coro del colegio. Tras ella, más de 1.000 personas participaron en la cena anual de la Asociación de Padres y Madres del centro, que puso punto y final a la fiesta.