Morella vende su artesanía tradicional en las fallas. No en vano, el artesano morellano Rubén Boix fue uno de los protagonistas en la XXIII edición del concurso de indumentaria valenciana Narci García, organizado por la falla la Cotxera.

Los productos de Boix formaron parte de los vestidos de algunos de los ganadores en categoría masculina, tanto adulto como infantil, además de los de los mejores conjuntos de trajes, que alcanzaron los 6.000 euros en piezas tradicionales, combinando trajes y complementos.

Desde la capital de Els Ports se participó con la aportación de fajas, mantas y bandoleras. Con este hecho se demuestra que la artesanía local juega un papel principal dentro del folclore valenciano y fomenta las tradiciones del pueblo. "Antiguamente, la faja era un elemento básico en cualquier indumentaria, ya que allí se guardaban todas las cosas y, ahora, continúa siendo clave en los conjuntos de vestidos de las celebraciones autonómicas, como son la Magdalena o las fallas", señaló Boix.

El daño de las imitaciones

Por otro lado, las imitaciones que se realizan hoy en día hacen "mucho daño" al mercado. Hace unos años, la artesanía típica del norte provincial estaba extendida de manera más amplia, participando en festividades como San Fermín o en rogativas en lugares tan remotos como las Islas Canarias. Actualmente, la crisis económica deriva a que el comprador busque el precio más barato, "sobre todo en el mercado asiático, que es el más beneficiado al trabajar en producciones a gran escala", tanto en importaciones, como en exportaciones, apuntó. "Principalmente nos afecta con la faja lisa", destacó este empresario morellano.

Las auténticas mantas "se elaboran con el dibujo en trama, pero en estos tiempos se realizan muchas por ordín, un método que no se ajusta al original", remarcó Boix.