El arquitecto encargado de evaluar los daños estructurales del edificio desalojado en Torreblanca por peligro de derrumbe, Carlos Guillamón, visitará hoy, de nuevo, el inmueble para determinar el ritmo en el que este se va inclinando hacia la izquierda.

Para ello, se colocaron hace dos días prismas en cada parte de la cubierta con este fin, ya que la edificación se tuerce “un centímetro cada tres días”, señaló.

El arquitecto trasladará los datos que obtenga al Ayuntamiento y a la Policía Local y “cuando se conozcan las causas exactas, se podrá saber si se ha de derribar el bloque o reforzar. En todo caso, es pronto para aventurarse”.

Guillamón también está analizando el hormigón, ya que el principal daño procede la planta baja, un hecho insólito. En esta parte se han detectado grietas de “diversa consideración”. Por el momento, se mantienen los andamios para asegurar la sujección de Prados II, aunque en la zona ya se ha generado cierta expectación e incertidumbre por el peligro que puede generar.

La edificación también está rodeada de un cordón de seguridad policial para evitar que penetren personas ajenas. La torre tiene 35 años de antigüedad, un factor a tener en cuenta, según Guillamón. Esta fue desalojada ante el mal estado que presentaba, aunque solo había dos familias. H