Almassora destiló ayer un profundo sentimiento cristiano, que tuvo en la procesión del Santo Entierro uno de los momentos cumbres de una jornada cuya actividad se inició bien temprano, casi con la salida del sol, con el tradicional y concurrido vía crucis, como preámbulo del que, ya por la noche, sería el desfile más cargado de fervor de cuantos se celebran en la Semana Santa.

Cruz procesional, candelabros portados por monaguillos y un séquito de bombos y tambores abrieron anoche el solemne desfile en el que, como es costumbre, participaron las cuatro cofradías y hermandades de la localidad --Santísimo Cristo del Calvario, Venerable Orden Tercera de San Francisco de Asís, Virgen de los Dolores y Caballeros del Santo Sepulcro--, que realizaron el recorrido por las calles del centro urbano acompañando a los pasos del Nazareno, el Santísimo Cristo, la Virgen Dolorosa y el Sepulcro, en el interior del cual se depositó con anterioridad la imagen después de celebrar, en la parroquia de la Natividad, el popular descendimiento de la cruz.

Es esta, la del Cristo que yace en la urna de cristal, una talla con brazos articulados --restaurada en el año 2000--, lo que permite bajarla de su cruz y colocarla en el sepulcro con el que procesiona cada noche del Viernes Santo.

Fue el de ayer un desfile marcado por la emotividad y el silencio y que de nuevo da paso a la Vigilia Pascual que se celebra esta noche y que constituye el acto previo a la Procesión del Encuentro, en la mañana del domingo. H