La basílica de Sant Pasqual de Vila-real acogió ayer una misa con motivo del día del patrón que se recordará porque no fue una eucaristía al uso debido al covid-19. Solo seis asistentes, todos con mascarilla, en los bancos destinados a los fieles: el alcalde José Benlloch (también participó en una lectura) y los portavoces del PP, Héctor Folgado; Ciudadanos, Domingo Vicent, y Vox, Irene Herrero, así como dos representantes de la Fundació de Sant Pasqual, Manuel Menero (Associació d’Amics del Pouet del Sant) y Enric Portalés (presidente de Caixa Rural). Más allá de los asistentes oficiales (desde Compromís y Unides Podem declinaron la invitación a participar), el apartado musical corrió a cargo del organista Augusto Belau y del tenor David Montolío. Personal del Ayuntamiento, cámaras y fotógrafos completaron la presencia social en una eucaristía que contó con seis religiosos en el altar. No hubo contacto físico al dar la paz, solo gestos con la cabeza, pero sí pudieron comulgar.

El obispo Casimiro López Llorente llamó a los «corazones generosos como el de Pascual» para atender las necesidades generadas por esta situación con consecuencias «humanas, laborales y económicas». «Yo no quiero ninguna nueva normalidad, quiero una vida normal que podamos ir construyendo desde la libertad como veníamos haciendo, pero no olvidemos que el virus sigue presente y sigue contagiando y puede venir un rebrote. Hay que ser muy prudente en las iglesias y también en nuestra vida, en casa...», comentó el obispo, para añadir que «entre todos, con la ayuda del Señor y la protección de la Virgen, podemos vencer esta pandemia».

Pero, ¿podía celebrarse? El obispado justificó que era una ceremonia con rango de solemnidad, la fiesta del también patrón de la diócesis Segorbe-Castellón se aplazaba a hoy, mientras que el Ayuntamiento apuntó que «las celebraciones religiosas a puerta cerrada y con una serie de restricciones están permitidas en la fase 0».