El interior de la provincia de Castellón vive, en la última década, el boom, como ya ocurría en zonas de costa y grandes ciudades. Así, según se desprende de los datos de Turismo de la Generalitat valenciana, el incremento de este tipo de viviendas ronda el 300% en algunas localidades entre el 2010 y el 2020. Pero esta proliferación trae aparejada una caída en picado de la oferta de pisos de alquiler de larga duración y el aumento progresivo del precio de los arrendamientos. Así, son varios los municipios en los que la falta de vivienda se ha convertido en un problema importante. Profesores, personal sanitario o guardias civiles son los perfiles más comunes que buscan este tipo de domicilios para vivir durante sus estancias profesionales en estos destinos.

Además, el precio de las mensualidades se ha incrementado paulatinamente. El alquiler como apartamento vacacional se paga de media a 60 euros por noche, mientras que los precios del convencional oscilan entre los 250 y los 400 euros al mes en Els Ports. Con estas cifras, muchos propietarios prefieren a turistas porque con fines de semana, puentes y verano ingresan mucho más que con un alquiler de larga duración.

El éxito de páginas web de alquiler también ha fructificado en el interior en la última década. Así, por ejemplo, Morella tiene ahora 76 pisos turísticos, una cifra que en 2010 era de 27, un incremento del 181 %. Igualmente notables son las subidas de Montanejos (pasa de 28 a 46) o Vilafamés que, de no disponer de ningún apartamento turístico en 2010, cuenta actualmente con 19.

Otras localidades pequeñas que también han visto cómo sus viviendas turísticas se han multiplicado desde 2010 son, por ejemplo, Culla, que ha pasado de cinco a 11 apartamentos, o Sant Jordi, que tenía 187 y actualmente cuenta con 300 pisos turísticos. Catí ha pasado de cinco a 12 apartamentos y en Cinctorres y Forcall de no tener ninguna vivienda registrada a disponer hoy en día de cinco y tres, respectivamente.

SOLO VIVIENDAS INSCRITAS

Cabe destacar que estos números se refieren en exclusiva a las viviendas que están inscritas y cuentan con la aprobación de la Generalitat. Sin embargo, la realidad es que en la práctica existen muchos más domicilios que se han destinado al uso turístico pero que escapan al control de la administración. Así, a través de páginas como Airbnb o Windu, entre otras, se ofertan otros inmuebles que escapan del control gubernamental.

También significativo ha sido el auge, desde el inicio del milenio, de la cifra de casas rurales.