Que la Real Fábrica del Conde de Aranda de l’Acora tiene fama internacional por su cerámica artística es un hecho constatable. Pero su legado va más allá. Su catálogo incluye un capítulo desconocido para el público en general, pero solo hay que adentrarse en su historia para descubrir la importancia de su amplia producción escultórica.

Desde su instauración en 1727, la Real Fábrica elaboró un significativa variedad de figuras y grupos escultóricos de temática diversa: religiosa, mitológica, histórica, alegórica, costumbrista, animalista o gastronómica.

La escultura de inspiración clásica fue una de las especialidades más apreciadas de su producción. Neptuno, Pan, Marco Curcio, Alejandro Magno, Cleopatra, Heliogábalo... son algunos de los dioses y personajes históricos presentes en su repertorio, aunque, probablemente, el Toro Farnesio y el busto del Conde de Aranda sean los más populares entre todos ellos.

La cerámica de l’Alcora y también sus esculturas, se encuentran en numerosos museos por todo el mundo, en casas de anticuarios y en colecciones privadas como de del Grupo Torrecid, Cabrera-Ahís y la Caixa Rural de l’Alcora, protagonizando sustanciosas pujas en casas de subastas internacionales.

La rehabilitación y puesta en valor de la Real Fábrica --cuya conclusión está prevista para el 2027-- propiciará que la colección de su época más gloriosa sea expuesta y, por tanto, apreciada por todo el público.