En cuanto la lluvia deje de estar tan presente, la popular escultura del bou al carrer de la Vall d’Uixó volverá al lugar para el que fue diseñada, la rotonda de acceso a la ciudad en la confluencia de las avenidas Europa, Llaurador i Jaume I. Y lo hará con una imagen renovada, una nueva vida que, según Satine, artífice de la restauración, tendrá una evolución natural que hará que su aspecto, a ojos de los viandantes y conductores, vaya modificándose poco a poco.

Explica quien ha hecho posible la intervención, que el monumento no presentaba un estado de deterioro que pusiera en riesgo su conservación, pero sí que había perdido buena parte de su aspecto original como consecuencia de la afección propia de un lugar a la intemperie en un entorno urbano.

Para embellecer la escultura, lo que se ha hecho ha sido eliminar la capa de pintura «imitación del bronce» que se aplicó en su momento sobre su superficie. En sustitución de esta, después de pulirla, se ha aplicado un «material natural, bronce puro», que tendrá una evolución paulatina hasta adquirir ese aspecto verdoso propio de este metal.

Tras pulir la superficie han aplicado una capa de bronce puro. Mediterráneo

Aunque en un principio se habló de realizar los trabajos in situ, sin trasladar el monumento, la adversa meteorología llevó a los promotores de esta intervención a apostar por trasladar al toro hasta sus instalaciones, de las que ya han salido otras donaciones que pueden verse en la vía pública, como los bancos metálicos de la plaza de la Magia dedicada a Yunke en la Vilavella y que ofrecen una imagen muy similar a la que tendrá en un futuro no muy lejano este toro.