A cualquiera que se le mencione el nombre de Manuel Blasco relacionado con Mascarell sabe que se trata de toda una institución. Porque en eso se convierten las personas que pasan gran parte de su vida al servicio de una comunidad, y mosén Blasco, como lo conoce la feligresía de Nules y Mascarell, ha dedicado más de medio siglo a los vecinos del pueblo amurallado.
Mucho es el tiempo y las experiencias que lleva a cuestas y llegado el momento de su retirada, porque los sacerdotes también ponen fin a su carrera profesional en algún momento, quienes lo han tenido como un referente durante sus 52 años de ministerio en el municipio han querido agradecerle toda una vida de dedicación.
Mascarell está sumida en la celebración de sus fiestas, en concreto por la Mare de Déu dels Àngels, en la que los actos religiosos tienen un protagonismo ineludible. Fue esa la jornada escogida por el Ayuntamiento de Nules y el alcalde delegado, Felipe Sánchez, para dispensarle el reconocimiento merecido, con la entrega de una placa conmemorativa.
El alcalde de Nules, David García, destacó tras el homenaje que «ante su jubilación, hemos querido agradecerle su absoluta dedicación al pueblo de Mascarell». Porque así ha sido el vínculo inquebrantable entre Manuel Blasco y esta pequeña población sin igual en todo el territorio autonómico, por ser la única enmarcada en su totalidad por una muralla.
Años de vocación
La de mosén Blasco ha sido una vida de devoción por su fe y por quienes acudían a su parroquia en busca de amparo, de un modo u otro. Sabidas son las innumerables veces en las que familias de Nules han escogido la parroquia de Mascarell para realizar celebraciones como bautizos, bodas o comuniones para que fuera él quien las oficiara. Siempre comprensivo, siempre con las puertas de su parroquia abiertas. Ahora le ha llegado el momento de descansar, con otra mochila a cuestas, la del cariño y la gratitud cultivados.
