Un bar abierto en un pueblo es uno de sus ejes neurálgicos. Más todavía si solo se tiene uno. Es lo que pasa en Castell de Cabres, donde entre las paredes del local se toman decisiones importantes del municipio con menos censados de Castellón (22), y solo viven 10 vecinos durante el año. Pero ahora, su dueño, el carismático José Ramón Segura, se jubila y el bar-restaurante la Espiga echa el cierre tras 33 años, ya que abrió en 1989, primero en un edificio que compartía con el consistorio y, años más tarde, en otro inmueble. Deja huérfanos a los vecinos de su lugar de reunión por excelencia.

Segura abrió su bar en Castell de Cabres en 1989 y compartía edificio con el ayuntamiento. Mediterráneo

El Ayuntamiento, presidido por María José Tena (PSPV), trabaja para reabrir y dar servicio. Según explica el propio José Ramón, que también es edil socialista, existen dos opciones: «O encontramos alguien dispuesto a dar el paso y se reabre este local, que dispone de los apartamentos de turismo rural, o volvemos al centro cívico, donde tenía primero el bar». 

Sin embargo, Segura no vive el momento desde la tristeza, al contrario: «Soy positivo. Esto no significará el fin de nada. Mientras haya luz, agua y asfalto el pueblo vivirá».

El exalcalde, en una imagen de archivo por un reportaje de 'Mediterráneo' del año 2006. Gabriel Utiel

Además, tiene las ideas muy claras con respecto al futuro y predice que «en las últimas tres décadas han llegado servicios que parecían imposibles. Disponemos de internet y comunicaciones que permiten trabajar desde casa. No creo que vayamos a crecer, pero no desapareceremos. Vendrá gente a vivir, como hice yo hace 33 años, otros marcharán, pero Castell de Cabres se mantendrá». 

Y es que José Ramón es un rara avis en cuanto a su pensamiento sobre el éxodo rural: «No estoy preocupado. La época de crisis de despoblación ha terminado, en treinta años nos hemos mantenido, no hemos ido a peor». 

Castell de Cabres forma parte de la Ruta 99 del Consell que pasa por municipios con menos de 99 habitantes. Mediterráneo

El optimismo que destila no impide que alce la voz para pedir a las administraciones que faciliten la vida en municipios pequeños. «Necesitamos que los políticos pasen de las palabras a los hechos. No debemos pagar los mismos impuestos que los pueblos grandes o las ciudades», remarca. Pone como ejemplo sus números: «He pagado siempre por módulos y Hacienda me apretaba igual que a un bar de una localidad de 2.000 habitantes cuando aquí somos 20. Clama al cielo que es injusto».

Segura ha cerrado las puertas del bar-restaurante La Espiga tras 33 años. Javier Ortí

José Ramón es una institución en Castell de Cabres. Es el primer edil que más años ha gobernado en democracia, desde 1991 y hasta 2007, bajo las siglas del PSPV-PSOE. «Ser alcalde en un pueblo así significa estar a disposición de los vecinos todos los días del año y más si tienes una puerta abierta como era mi caso», rememora.

También recuerda como muchos temas los despachaba desde el bar: «No tenía teléfono móvil, las llamadas de trabajo y de alcalde entraban por la línea fija y desde allí daba respuesta a todo». 

Histórico pleno del Consell

Segura habla con cariño del histórico pleno del Consell que albergó la población el pasado septiembre. «No cambiará nada de fondo, pero es un detalle que apreciamos, una forma de hacernos sentir escuchados pese a ser los más pequeños», dice.

Te puede interesar:

Tiene un agradecimiento personal con el president Puig: «Vinieron aquí por Ximo y se lo agradezco mucho». Asimismo, realza el papel de las instituciones: «Estamos mejor que nunca gracias a la Diputación y a la Generalitat. Nos han posibilitado la llegada de servicios y sin estas sería imposible progresar», 

Las puertas del bar están cerradas, pero José Ramón seguirá cuidando su pueblo. Quizá, con su optimismo, convenza a otro joven a cambiar de vida, como él hizo hace 33 años, dejando Barcelona y Vinaròs por Castell de Cabres.