El Ayuntamiento de Vinaròs ha adjudicado la compra del nuevo local donde se trasladará la Escola Municipal d’Art para ofrecer unas mejores condiciones a los alumnos y profesorado, que hace años que reivindican unas nuevas instalaciones. En el proceso de licitación se presentaron hasta ocho locales de la localidad y, tras las correspondientes valoraciones por parte de los técnicos municipales, se ha escogido la propuesta del ubicado entre las calles de Antonio Machado y Sant Blai.
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El concejal de Urbanismo, Juan José Borràs, destacó ayer que el nuevo espacio «cumple con todos los requisitos que se pedían en el pliego de condiciones: buen estado de conservación, ventilación y luz natural, posibilidad de instalar aire acondicionado y salida de humos, además de ser accesible y disponer de estacionamiento de vehículos cerca». En cuanto a la superficie, Borràs explicó que dispone de un total de 317 metros cuadrados, mientras que el actual tiene 241 metros cuadrados, lo que permitirá ofrecer un espacio más amplio. El local, ubicado entre las calles de Antonio Machado y Sant Blai, está situado a unos 900 metros del centro de la capital del Baix Maestrat.
Pago en cuatro años
El importe de adquisición del nuevo inmueble se eleva a 269.450 euros, que se pagará durante los próximos cuatro años, abonando cada anualidad un 25% del coste total, empezando este ejercicio 2023.
Por su parte, la concejala de Educación, Lara Guadix, indicó que «con las nuevas instalaciones se atenderán las reivindicaciones por parte de los alumnos y profesorado de la Escola Municipal d’Art, que pedían un espacio adecuado para poder realizar las clases durante el curso».
En este sentido, señaló que una vez formalizada la compra se adecuará el nuevo local a las necesidades formativas para que se puedan iniciar las clases en el nuevo espacio lo más pronto posible.
La exdirectora de la Escola Municipal d’Art de Vinaròs, Cinta Barberà, actualmente jubilada, reivindicó en varias ocasiones unas instalaciones en condiciones, tras más de 15 años dando clases a los alumnos en un almacén que no era adecuado para ello. De hecho, denunció que estaban sin ventanas y existía un mal aislamiento que hacía que se helaran en invierno y tuvieran un exceso de calor en los meses de temperaturas elevadas, asegurando que alcanzaron los 46 grados en su interior, deficiencias de las que se hizo eco este periódico.