Cumple su amenaza

Noche movida en Castellón: El dueño abre la discoteca precintada y obliga a la policía a intervenir para impedir la fiesta

El propietario cumple su amenaza de abrir el local, pero solo pudo durante media hora.

Policía Local y autonómica frenan la apertura coincidiendo con el Mig Any Fester.

Como estaba previsto, la Policía Local se apostó ayer ante la discoteca La Posada para impedir su apertura.

Como estaba previsto, la Policía Local se apostó ayer ante la discoteca La Posada para impedir su apertura. / Mònica Mira

Lo dijo y lo cumplió. El propietario de la discoteca La Posada de la Vall llevó hasta las últimas consecuencias su persistencia en abrir el local este sábado para aprovechar el tirón del Mig Any Fester. No fue el único en hacer lo anunciado.

Las policías local y autonómica actuaron como se había advertido. En cuanto levantó la persiana, varios agentes de ambos cuerpos se dispusieron a obligarle a cumplir con el cierre dictado a finales del mes de enero.

La gran mayoría de los peñistas que desde mediodía se concentraban en la plaza del Mercado ya se habían retirado. En el escenario habilitado para musicalizar la fiesta ya había acabado la orquesta e intervenían disyóqueis. Pasadas las nueve y media, las puertas de la discoteca se abrieron y la policía intervino.

Horas antes, el propietario del establecimiento confirmó a Mediterráneo que su posición no había cambiado ni un ápice. Aseguró que en conversaciones con la policía autonómica le dijeron que, en el caso de abrir, «solo iban a levantar acta y sancionarme», una consecuencia que no parecía importarle, «lo recurriré, pero yo voy a abrir porque he hecho todo lo que me han pedido».

Testigos aseguran que le vieron por la tarde entrando hielo por la puerta trasera. Explicó a este periódico que estaba llenando las cámaras de bebida. En las redes sociales publicó un anuncio: «Entrada gratis hasta las 22.00 horas».

Imagen compartida en las redes sociales de La Posada.

Imagen compartida en las redes sociales de La Posada. / Mediterráneo

La presencia policial fue permanente. Apostados ante la puerta, asistieron a la porfía del propietario de no claudicar pese al cierre cautelar dictado por el consistorio, convencido de que no se lo impedirían, pero tenía las de perder.

Según fuentes municipales, los agentes accedieron al local, donde estaban los empleados a los que hicieron salir. Allí negociaron con el propietario. Después de una media hora, cedió sin que ningún cliente llegara a entrar.