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Puig redobla su apuesta federalista en el 40 aniversario del Estatut

El president insiste en «poner fin» al actual modelo centralista al considerarlo «injusto» e «ineficiente»

Los presidentes del Consell, Ximo Puig, y de las Corts, Enric Morera, rodeados de consellers y otras autoridades este miércoles, en el Palacio de las Comunicaciones de València. Miguel Angel Montesinos

Apenas dos días después de plantear la descentralización de algunas de las principales instituciones del Estado hacia territorios periféricos, el president de la Generalitat, Ximo Puig, aprovechó este miércoles el arranque de los actos conmemorativos del 40 aniversario del Estatut de Autonomía para poner de manifiesto los avances logrados tras cuatro décadas de autogobierno valenciano y ahondar de paso en su propuesta federalista para España. Una vía que volvió a situar como el camino más corto hacia la convivencia de todas las sensibilidades, pero para lo que es necesario, dijo, permutar la «ineficiencia» centralista por la «equidad» policéntrica.

No fue el único, pues el encuentro celebrado en el Palacio de las Comunicaciones (antes sede de Correos en la plaza del Ayuntamiento de València) y que reunió a numerosos representantes institucionales y políticos -la derecha se ausentó por el lema escogido, Fent País-, estuvo repleto de mensajes en defensa de la autonomía valenciana, tanto para proteger lo logrado hasta ahora ante esos impulsos recentralizadores que llegan desde la extrema derecha como para trabajar en mejorarlo, especialmente a través de la reforma del sistema de financiación autonómica.

«El autogobierno son los hospitales que nos atienden, el metro que nos lleva a trabajar, las escuelas donde aprendemos tres lenguas, las universidades que democratizan y las políticas que activan la economía», resumió el líder del Consell en un intento de explicar lo que supone el Estatut a todas esas generaciones nacidas ya en tiempos autonómicos.

Lucha social y política

Por eso, incidió en la lucha social y política que hizo falta para alumbrar el texto en la España posfranquista. «A los valencianos nunca nos han regalado nada, tampoco el autogobierno», dijo antes de rendir homenaje «a los demócratas que tomaron partido» durante la Transición, con mención especial a los 10 de Alaquàs -el exconseller Vicent Soler, uno de ellos, no quiso faltar al acto-, a los que salieron a la calle a gritar «Llibertat, Amnistia i Estatut d’Autonomia» o «a los que se la jugaron por la lengua y la cultura», añadió en referencia a Al Tall, grupo de música que amenizó el acto. Sin referencia explícita pero en alusión a las críticas que ha lanzado la oposición por un eslogan que consideran «divisorio», Puig remarcó que el Estatut simboliza las ganas de «vivir juntos» y «sin sectarismos», ya que el documento «respeta la diversidad» y «permite 5 millones de formas de ser valenciano».

Para aterrizar con ejemplos las puertas que abre el Estatut de Autonomía, Ximo Puig expuso que esa gestión autonómica de lo público ha sido la que ha permitido al Consell tener «capacidad de decisión» durante la pandemia o negociar por su cuenta la llegada de Volkswagen a Sagunt para construir una gigafactoría de baterías, un hito que el gobierno del Botànic confía en que actúe como motor de la nueva era industrial que se abre en la Comunitat Valenciana. Dos hechos que componen lo que denominó la «voz valenciana». Una voz «que dialoga, acuerda y propone». Una voz que «no grita, no crispa y no polariza», enumeró.

Deberes a corto plazo

Ya en tono reivindicativo y mirando al futuro -porque «ningún libro es sagrado y el Estatut es un instrumento vivo para la transformación social, económica y social»-, Puig se autoimpuso como «deberes a corto plazo» (subrayó el apellido «corto plazo») el «poner fin a todos los centralismos», un modelo de gestión del Estado que consideró «injusto, ineficiente y más propio del siglo XIX».

En su lugar apostó por apoyarse en el Estatut para consolidar una «realidad policéntrica» en la que nadie «ocupe el centro en solitario», apoyándose en tres pilares: «trabajo, igualdad y sostenibilidad justa».

 Un cambio de paradigma que considera aportaría «más equidad en las inversiones» y una «mayor descentralización». En definitiva, una «España de Españas más justa e integradora con las diversidades». Porque «el espíritu del Estatut es ese. O caminamos juntos o nos perderemos por el camino», remató el president.

Más intervenciones

Previamente tomaron la palabra la consellera de Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática Rosa Pérez Garijo, sobre cuya área recaen las competencias de los actos conmemorativos; Joan Lerma, único expresident de la Generalitat que asistió por el veto del PP al acto y líder del Consell cuando se aprobó el Estatuto en 1982, y Joan Sifre, exsecretario general de CC OO PV y comisario de los actos.

Como organizadora, Pérez Garijo fue la encargada de elegir el controvertido lema del 40 aniversario: ‘Fent país’. Sin mencionar directamente la ausencia de la derecha, la consellera aseguró que esta es una celebración «abierta al conjunto de la ciudadanía» que en su «mayoría», añadió, entiende el autogobierno como un «proyecto propio» compartido «en todo el territorio».

Lerma, por su parte, pidió que no se repitan los desencuentros entre partidos por «intereses políticos que buscan dividir», algo que «tiene consecuencias». Recordó que él vivió eso en primera persona en sus tiempos, un atasco que provocó que la Comunitat Valenciana fuera el noveno territorio del Estado en refrendar su autogobierno legalmente pese a que «fue de las primeras» en empezar a negociarlo.

Fue el único expresident de la Generalitat presente en el acto, ya que los otros cuatro (Eduardo Zaplana, José Luis Olivas, Francisco Camps y Alberto Fabra), todos ellos populares, se desmarcaron cumpliendo la posición marcada por el partido.

Sifre, encargado de la organización y por tanto también en la picota por las denuncias del PP al cariz del acto, aseguró que la intención es hacer una celebración «abierta y de todos» y llamó a instituciones y particulares a «sumarse a la fiesta» para «dejar atrás etapas de confrontación». Cerró con una frase de Joan Fuster, en el centenario de su nacimiento: «Entre el bien y el mal, podríamos aspirar a la alegría».

Mucho por hacer

Aunque no tuvieron voz en el acto oficial, Compromís y Podem también reivindicaron el papel del Estatut en la vida de los valencianos. La vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, destacó que es el documento marco que establece la igualdad de derechos entre hombres y mujeres para participar en sociedad. También remarcó que consagra el valenciano y el derecho a estudiar en esa lengua. La portavoz de la coalición en Les Corts, Papi Robles, puso el pero entre tanto elogio al recordar que «queda mucho camino por hacer», especialmente en cuanto al sistema de financiación, pero sin olvidar las transferencias de competencias, entre ellas el servicio de Cercanías.

La síndica de Podem, Pilar Lima, consideró «muy importante» la conmemoración del aniversario del Estatut, ya que trajo consigo el «valiosísimo autogobierno» que aporta «independencia política para centrarnos en las y los valencianos». En cuanto a la ausencia del PP, Lima la tachó de «irresponsable» y consideró que la estrategia que esconde este desmarque es la de «competir con Vox», una «deriva que no es buena para los valencianos». Así, avanzó que la apuesta de Podem es «seguir haciendo país». Un país «feminista, justo, republicano y ecologista».

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