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Las sedes centrales de los partidos centran la mirada

La gran batalla en 2023 será la valenciana

Con Madrid fuera de juego, las autonómicas clave para PSOE y PP son las de la Comunitat, que medirán si hay cambio de ciclo

El jefe del Consell, Ximo Puig, interviene ayer en un acto del PSPV sobre el presupuesto. E. Ripoll

Tras el enfado en Moncloa por la rebaja fiscal anunciada por Ximo Puig, el enviado de Presidencia a calmar los ánimos recibió por parte de la ministra María Jesús Montero la explicación de que, tanto o más que la decisión, importaba qué comunidad la había adoptado. El suceso, reciente, refleja hasta qué punto observa Moncloa (y Ferraz) la situación de la Comunitat Valenciana

El 10-N está a la vuelta de la esquina. Esta semana se cumplirá el tercer año del gobierno de PSOE con Unidas Podemos y se entrará en el último y determinante de la legislatura. 2023 es a su vez un año marcado por elecciones autonómicas y municipales y las direcciones políticas del PSOE y el PP asumen que la gran cita es la valenciana. «Más que elecciones autonómicas, van a ser las elecciones valencianas», apunta un miembro de la ejecutiva federal socialista.  

La explicación es que Cataluña, Andalucía, Euskadi y Galicia no tienen convocatorias propias durante el 2023. Y Madrid será plaza clave en la batalla municipal, pero no en la autonómica. Tiene elecciones, pero dos años después de las últimas, en las que Isabel Díaz Ayuso arrolló, y Ferraz da por descontado ese territorio de momento. Tiene candidato, Juan Lobato, pero lo plantea como apuesta a medio plazo y sin presiones. Incluso ahora, la formación primera en la oposición (por votos) es Más Madrid. 

Gran escenario electoral

En ese escenario territorial, la Comunitat Valenciana deviene pieza clave en el tablero. Es la mayor comunidad gobernada por los socialistas (en coalición), presidida por un barón conocido en el resto de España y de los de referencia mediática habitual. Lo que suceda en mayo aquí es considerado de primera importancia en las sedes centrales de los grandes partidos. En especial, en Ferraz, ya que una derrota de la izquierda confirmaría la tesis del cambio de ciclo político a pocos meses ya de las elecciones generales, señalan las fuentes consultadas. Se trata además de una estructura de gobierno (la del Botànic) similar a la actual de Moncloa, con un presidente socialista apoyado en fuerzas a la izquierda. La traslación del mensaje ante una hipotética derrota es evidente.

La Comunitat Valenciana aparece así como el gran escenario electoral en 2023. Sin embargo, la agenda de sus grandes preocupaciones, en especial, la reforma de la financiación de las comunidades, está parada. Y sin visos de activarse en lo que resta de periodo de sesiones, porque los puentes entre Pedro Sánchez y el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, están dinamitados tras saltar por los aires la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Lo último dicho por Feijóo tras recular en la negociación y mantener el bloqueo (que beneficia a la derecha) es que «con este PSOE, nada». Cualquier avance hacia un nuevo sistema de financiación de las autonomías es hoy una quimera. Y el modelo va camino de cumplir una década caducado y sin expectativas de reparación.

La dirección socialista valenciana asume el contexto (negro en este punto) y pone el foco en la responsabilidad del PP y en el cambio de actitud del Gobierno actual por la vía de los hechos. El gran «motor» de ingresos en los presupuestos valencianos de 2023 es el Estado, gracias a unas transferencias como nunca se habían dado, subrayan, de forma que la C. Valenciana podrá alcanzar la media española de gasto social. Además, las inversiones se han consolidado en una cifra acorde al peso poblacional de la Comunitat Valenciana. Y añaden el proyecto de la gigafactoría de baterías, que se está confiado de que prosperará, aunque en Presidencia no ocultan alguna crítica al Ministerio de Industria.

La relación entre Sánchez y Puig ha tenido etapas de todo tipo desde 2015, pero el mensaje que Ferraz y el PSPV trasladan para este año político crucial es que están «condenados a cuidarse». A mimarse. Si en 2019, Puig necesitó más el efecto Sánchez, ahora el líder socialista también precisa de su principal presidente autonómico. Su posible victoria en el territorio valenciano en 2023 es considerada como importante para «marcar tendencia». 

Con todo, aunque el PSOE pueda estar hoy a la ofensiva y el nuevo PP empiece a mostrar síntomas de desgaste, no hay debate entre mandos de uno y otro partido en que la evolución de la economía hasta mayo será factor determinante de lo que pueda suceder. 

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