Esto es una caldera, pero a eso venimos, ¿no?». Así retrataba una joven sounder, pasadas las 18.00 horas, lo que tanto para ella como para miles de personas había sido uno de los temas de conversación más recurrente durante la jornada: el altísimo calor.

Hasta los 35 grados se elevaron los termómetros en el que fue el día más tórrido del año. Un castellonense que pese a su juventud se demostraba buen conocedor de los conceptos meteorológicos decía con sorna que, además de mostrar a los foráneos las playas y la buena música, era un buen día para explicarles qué es eso que en la zona se llama ponent.

Los soluciones para mitigar el calor fueron muchas y muy variadas. Centenares de personas optaron por acudir a la playa que da nombre al festival, pero el Beach Club fue un día más el recinto preferido por los jóvenes para refrescarse en la piscina sin dejar de disfrutar de los diferentes deejays que iban subiendo al pool stage.

Pero eso fue después de la habitual visita a supermercados y tiendas para recoger víveres cara a la jornada. A lo largo de todo el día, e incluso cuando ya casi caía la tarde, se pudo ver a sounders resguardándose y haciendo la siesta en los jardines o en el césped de la rotonda de acceso al puerto, pero siempre cobijándose bajo la sombra de los árboles.

COGIENDO FUERZAS // El lugar a evitar era el cámping, pues meterse en las tiendas era sinónimo de sudar peligrosamente. Sombras y agua, esa era la obsesión de los asistentes al festival como fórmula para coger fuerzas cara a la noche. Ayer era la inauguración, aunque para muchos ya era la tercera noche de fiesta. Y todavía queda lo mejor, así que lo último es desanimarse... aunque las altas temperaturas seguirán hoy.