Francis Veber es, probablemente, uno de los autores teatrales, guionistas y directores que han renovado la comedia francesa. Y no solo eso, puesto que sus obras han sido adaptadas a numerosos idiomas y representadas en todo el mundo, convirtiéndose en uno de los más relevantes del panorama actual.

La cena de los idiotas es, quizá, su obra más célebre, la que le dio el salto a la fama internacional. Pero hay más, muchas más, como por ejemplo El aguafiestas, otra comedia de éxito firmada en el 2008 que llega el 24 de marzo al Teatre Principal de Castelló, a las 19.30 horas.

Es Josema Yuste el encargado de la nueva versión de esta comedia que dirige Marcelo Casas. El cómico y actor protagoniza también la pieza junto a otro clásico del humor como Santiago Urrialde, ambos acompañados por Maribel Lara, Vicente Renovell, Kiko Ortega y Arturo Venegas.

Comedia de situación

Sergei (Josema Yuste) es un asesino a sueldo que se hospeda en un hotel, para poder cumplir con su rifle desde la ventana, uno de sus encargos. Pero su tarea se verá constantemente interrumpida por Ramón (Santiago Urrialde), el huésped de la habitación contigua. Un hombre muy, pero que muy pesado, que pretende suicidarse después de que su mujer le ha abandonado.

El director de la obra, Marcelo Casas, confiesa que «El aguafiestas reúne todos los ingredientes fundamentales de la comedia de situación para hacer llegar y crear en el espectador el disfrute continuado y las risas aseguradas durante toda la representación».

Y añade el director: «Su fin y máximo exponente es la risa. Es como nos gusta llamar, valiéndonos de la redundancia, una comedia cómica que su autor Francis Veber domina a la perfección».

Para Josema Yuste, el gran valedor de esta comedia, se trata de una obra «para reír por dentro y, después, reír hacia fuera. Es una comedia para que el espectador la vaya cocinando y digiriendo casi a la vez». Para el actor y presentador, El aguafiestas tiene «todo lo que muchas comedias desearían tener: generosidad, ternura, maldad, ingenuidad, surrealismo, estupidez aparente y profundidad desaparente». Un mar de situaciones, de risas y, de alguna que otra «improvisación».