Nadie como él conoce cómo les sientan las victorias o las derrotas los jugadores del Castellón, cómo se desenvuelven antes o después de un partido o en qué matan el tiempo en los viajes los albinegros. Se llama Pepe Muriach, tiene 51 años y es el chófer del Castellón desde hace tres temporadas.

Este veterano de la carretera ha vivido las experiencias más amargas --la campaña pasada sin ir más lejos-- y las más amenas de este club. "Antes todo eran caras de póquer, no era muy agradable verles con la tristeza y la amargura de la derrota", explica con certeza. Tras dos años de sinsabores, todo ha cambiado este año. "Ahora da gusto, todo son alegrías. Aunque me llevo más de una bromita de los chavales", cuenta a carcajadas. "La verdad es que somos como una familia. Antes el equipo estaba muy rebotado, pero ahora es una balsa de aceite", comenta. "Salillas, Marcos y Oliva son los más tranquilos y siempre me hacen compañía. ¿Los gamberretes, dice.

CON Y SIN ACOMPAÑANTE

Muchas veces Pepe se ha recorrido media España solo. Pero, en esta ocasión, la distancia a Barakaldo la ha hecho con su compañero Paco Ruiz, de 35 años: "Se agradece tener un compañero para turnarte, no está mal". Ambos son los encargados de "conducir al Castellón hasta la Segunda A".