El Villarreal ha obtenido una importante victoria. En la primera parte en la cual fue inferior a un Albacete muy ordenado y que, tras adelantarse en el marcador, tuvo el control del juego ante la evidente desorganización de los amarillos, que ni siquiera tuvieron opciones de remate.

La ausencia de desdoblamientos por banda y la persistencia del juego en corto sin cambios de orientación facilitaba la perfecta basculación del equipo de Ferrando, que demostró como un bloque sin mucha pegada arriba debe basar su continuidad en la categoría en la disciplina táctica y el trabajo colectivo.

Tras la reacción de Paquito colocando a Pere Martí como pivote y devolviendo a Coloccini a su posición natural, el juego se igualó y el Villarreal supo aprovechar una buena jugada de estrategia en el gol del empate a uno. También tuvo la fortuna de encontrarse con la gran parada de Pepe Reina en el penalti.

Tras esta decisiva jugada, se dio la máxima futbolística que siempre se suele cumplir; aquella que dice que cuando se perdona, se paga. Esto le pasó al Albacete. Un error de Peña en el despeje dejó el balón en los pies de un Sony Anderson realmente letal. El brasileño es todo un especialista del área y clavó el balón en las redes de Almunia. El Villarreal resolvía así un difícil encuentro que permite al equipo consolidarse en la categoría, alejándose de la zona de peligro, y cumplir con el objetivo de seguir siendo uno de los candidatos a formar parte de los aspirantes a la UEFA.

Lo mejor de todo es que se ha culminado una gran semana para el equipo, superando la mala racha de los últimos encuentros en la Liga, con sólo tres puntos de los 21 que se habían disputado.