El Villarreal sigue haciendo historia. Y qué mejor lugar para escribir su capítulo más brillante que Roma, una ciudad que ha marcado el destino de la humanidad durante muchos siglos. En la antigua capital del Imperio, el Villarreal, guiado por el gladiador Anderson, firmó otra gran gesta para meterse entre los ocho mejores de la UEFA.

No fue un gran partido de los amarillos, pero hicieron valer la gran ventaja cobrada en El Madrigal. El 2-0 de la ida hizo que no se notara la poca gasolina que le queda a un equipo muy mermado. La lluvia, que hizo acto de presencia en los prolegómenos, parecía un presagio de lo que le caería encima al Submarino en el arranque. Totti, Emerson, Cassano... ejercieron un efecto atemorizante sobre el Villarreal, que saltó al Olímpico con complejo de inferioridad.

TEMOR Nadie quería el balón y la mejor forma de no recibirlo era esconderse. El Roma, que puso en escena a su once de gala, barrió del campo a un asustado y apocado Submarino. El Villarreal europeo no aparecía.

Saltó con el traje de la Liga y el Roma no tardó en desnudar sus vergüenzas. Emerson puso el Olímpico patas arriba con un zurdazo espectacular, desde 20 metros. El cronómetro, desgraciadamente para el Villarreal, empezaba a ser su gran figura. Con el paso del tiempo lo convertía en su mejor argumento ofensivo. Y poco más, pues los amarillos ni llegaron al área romana ni dieron tres pases seguidos. La suerte, vestida del desacitero italiano propició que se llegara al descanso con un solo gol en contra.

Mientras las estrellas amarillas continuaban sin dar luz, las romanas deslumbraban. Totti y Cassano fabricaron a partes iguales el 2-0. El Olímpico rugía y el Villarreal se tambaleaba.

Como el fútbol tiene esa grandeza, al Villarreal se le apareció su particular ángel de la guarda. Anderson asumió el papel y dio un giro radical al partido y a la eliminatoria.

Ya nada se parecía a lo que había ocurrido antes. El Roma empezó a perder los papeles y hasta 200 seguidores amarillos lograron acallar los rugidos locales. Los de Capello lo intentaron con un libre directo a poco del final, pero la suerte estaba echada. El Roma besó la arena y la historia continúa... con el Villarreal como protagonista.