Los nervios han vuelto al Castellón después de año y medio de calma. La ansiedad, esa enfermedad que ha atacado al club albinegro sin piedad desde que bajó a 2ª B, empieza a instalarse en el organismo de los que forman parte, profesional o sentimentalmente, del C. D. Castellón. Justo cuando más falta hace la unión, comienzan a aparecer las grietas. A todos les recomiendo una buena taza de tila.

Voy por partes. Al consejo, encabezado por su presidente, para que se ponga más que nunca del lado de su entrenador y jugadores. No es momento para dudar ni de Oltra, ni de Fernando, ni de cualquiera de los futbolistas.

A Oltra, para que siga siendo él mismo y no me sorprenda con alguna declaración fuera de tono como le he escuchado en las últimas semanas.

A los jugadores, para que no se escondan y quieran el balón, asuman responsabilidades y den la cara ahora.

Y termino con la afición, como le decía a mi estimado doctor Ximo Amela el lunes, es el momento de apoyar hasta el final contra el Lleida y tirar con fuerza del equipo. Recuerdo que el Castellón aún depende de sí mismo. No ayudemos a los rivales.