La sombra del dopaje vuelve a salpicar el atletismo a tan sólo algo más de dos semanas para el inicio de los Juegos Olímpicos de Atenas. En esta ocasión, la implicada ha sido Marion Jones, a quien su exmarido ha acusado de doparse en los Juegos de Sidney 2000. Según C. J. Hunter, y en una información publicada en el San Francisco Chronicle, él mismo le inyectó a la que entonces era su esposa sustancias prohibidas, desde hormonas humanas de crecimiento hasta el esteroide sintético THG, pasando también por la insulina y la EPO, y también vio como Jones lo hizo ella misma en la casa que tenían en Australia. En esa cita olímpica, la atleta americana consiguió cinco medallas, tres de oro y dos de plata.

Jones logró la pasada semana un hueco en el equipo de EEUU que participará en los Juegos de Atenas 2004, al clasificarse para la prueba de salto de longitud, pero quedó eliminada en las de los 100 y 200 metros. Hunter, que fue campeón del mundo de lanzamiento de peso en 1999, dio positivo por el consumo de esteroides en el 2000, cuando todavía estaba casado con Jones.

Además, Hunter también denunció que Jones había conseguido sustancias prohibidas de Víctor Conte, el dueño de los laboratorios BALCO, y de su entrenador Trevor Graham. Conte es uno de los cuatro hombres que han sido acusados formalmente por el gobierno federal americano de los cargos de conspiración, producción y distribución de esteroides.