Europa ya tiene reservado un billete al Submarino, por segunda vez en su historia, en la Copa de la UEFA. Está a 90 minutos de conseguirlo, después de que anoche fuera netamente superior al Atlético, que dentro de dos semanas deberá voltear el 2-0 que cosechó en Vila-real.

A este Villarreal da gusto verlo jugar, gracias a su toque combinativo y rápido, buscando siempre la vertical de la portería contraria. Nadie diría que lleva poco más de un mes de rodaje, por lo claras que tiene las ideas y su manera de plasmarlas sobre el césped, puesto que la aportación y el sello impuestos por Manuel Pellegrini, sin suponer un fuerte quebranto con lo que había antes, son innegables.

Anoche, al Submarino le costó 20 minutos imponer su fútbol, pero los rojiblancos pronto acabaron persiguiendo el balón. Sólo las contadísimas apariciones de Ibagaza permitía a los colchoneros salir de la rutina de perseguir a los futbolistas amarillos.

El 1-0 pudo y debió llegar antes. Avisó Gonzalo en el primer minuto de la final, el remate de José Mari que Pablo sacó bajo palos (min. 21) supuso un recuerdo y un golpe franco a cargo de Marcos Senna (min. 28) enfatizó los méritos de los locales para acudir al entretiempo con un marcador favorable.

Había salido frío el Villarreal en la reanudación, algo difícil, teniendo en cuenta el calor selvático y pegajoso. Pero una jugada trenzada que finalizó José Mari con un disparo ajustado al poste reactivó al Submarino. Dos minutos después, Roger hizo de Anderson, al empujar a la red un balón que había quedado suelto, al rechazar Leo Franco una volea del Pistolero.

El Villarreal ya había coleccionado un puñado de ocasiones para firmar el 2-0 cuando reapareció Riquelme (min. 67). Y Román lo cuajó: falta que bota al segundo palo en un semicórner, Anderson la devuelve al primero y Gonzalo logra su primer gol con la elástica amarilla.

Disputar la Copa de la UEFA está a la vuelta de la esquina.