Era una ocasión especial y la UEFA fue condescendiente. Thomas Michael McCurry, el colegiado del encuentro, arbitraba su último partido internacional y pidió al organismo europeo (la tierra tira mucho) poder acudir al campo con falda escocesa. Junto a él, y ataviados con la misma vestimenta, los también escoceses Richard Stewart y John Underhill (jueces de línea) y Alan Cunningham (cuarto árbitro). Fue, sin duda, la llegada más llamativa de unos árbitros al coliseo de Vila-real.