El R28 volvió a dejar tirado a Fernando Alonso. Literalmente. Un problema eléctrico ha enviado al asturiano a la 15ª plaza de la parrilla de salida del Gran Premio de Singapur (14.00 horas, Telecinco), la primera carrera nocturna de la historia de la F-1.

Felipe Massa (Ferrari) marcó la pole, precediendo a su máximo rival en la lucha por el título, el británico Lewis Hamilton (McLaren), el líder del Mundial que llega a la cita asiática con un punto de ventaja sobre el brasileño.

La bomba de la gasolina es la culpable del nuevo fiasco de Renault, que es incapaz de encadenar dos grandes premios satisfactorios. El bicampeón del mundo había marcado el sexto mejor tiempo de la Q1, un resultado muy esperanzador. Pero, en el inicio de la Q2, cuando su monoplaza no había completado ni una sola vuelta, se detuvo en la curva 18. Alonso tuvo que volver a pie hasta el garaje de su equipo, después de unos ostensibles gestos que reflejaban su enfado.

No era para menos. Horas antes, había marcado el mejor tiempo en la tercera sesión libre, repitiendo el éxito de la segunda, celebrada el viernes. Al final, Flavio Briatore, jefe de Renault, quedó en evidencia. "Obviamente, el R28 ha mejorado mucho", había dicho. Nelson Piquet completó la debacle de la escudería anglo-francesa: el brasileño, 16°, saldrá justo al lado de su compañero, después de no superar la la Q1.

El semblante de Alonso contrastaba con el de Massa, la apuesta segura de Ferrari. El brasileño marcó la 14ª pole de su carrera, quinta de la temporada, en una calificación vibrante con todos los monoplazas pasando a milímetros del muro en su afán por robar milésimas al crono.