Francia se juega mañana su supervivencia en el Mundial, pero nadie habla de fútbol.La expulsión de Anelka por insultar al seleccionador (“vete a tomar por culo, sucio hijo de puta”, le dijo) ha causado una revolución descomunal. Los jugadores se negaron ayer a entrenar, el capitán Patrice Evra se peleó con el preparador físico, el delegado federativo regresó a París para «no sufrir más vergüenza» y Raymond Domenech Leyó una carta de la plantilla contra la federación. Franck Ribéry, la estrella de los bleus, resumió a la perfección el terremoto que agita al país: “Somos el hazmerreír de la gente. Todo el mundo se cachondea de nosotros”.

La imagen quedará registrada para siempre en la historia del fútbol galo. Los jugadores acudieron al campo de entrenamiento a las 16.00 horas. Saludaron y firmaron autógrafos a los 200 aficionados, mientras el capitán Evra hablaba con Domenech en el centro del campo. La decisión estaba tomada: la plantilla no se entrenaba. Huelga en solidaridad con Anelka. Solo faltó que se escenificara la toma de la Bastilla.

ENFADO DE EVRA // El lateral del Manchester United entregó una carta al entrenador, que la leyó ante los medios: “La federación francesa nunca ha intentado proteger al grupo. Ha tomado una decisión unilateral basada en hechos relatados por la prensa. Como consecuencia, y para mostrar nuestra oposición, hemos decidido no entrenar”.

Pero ahí no quedó la cosa. El preparador físico Robert Duverne, indignado con el esperpento que estaba viviendo, tuvo un fuerte altercado con Evra. La intervención de Domenech fue decisiva para evitar una refriega a puñetazos. El capitán considera que Duverne pudo ser el “traidor” que filtró las palabras de Anelka al diario L’Equipe. Encontrar al chivato es un asunto de Estado. “Alguien habló demasiado. Me quitaré un peso del estómago cuando sepamos quién es”, apuntó Ribéry, que pidió «perdón» a todos los franceses. La aparición del astro, en zapatillas de andar por casa, interrumpiendo una entrevista en directo de la televisión francesa con Domenech, tampoco tiene desperdicio. Casi entre lágrimas, el jugador del Bayern se aferró al micrófono y reflejó su amargura. “El grupo ha explotado. Estoy sufriendo mucho y lo digo con el corazón. No hemos mojado la camiseta como hubiéramos debido. No entiendo lo que ocurre, pero desde la Eurocopa del 2008 solo hay problemas”, confesó.

Ribéry defendió a Anelka, al que vio marcharse “llorando” de la concentración. “Lo que se ha dicho de él no pasó. Yo también me he cabreado a veces con el técnico”. Y desmintió que viva enfrentado con Gourcuff. «No soy el cabecilla de nada», recalcó.

Para añadir más surrealismo, incluso Terry, compañero de equipo de Anelka, salió en defensa del delantero: “Es un buen tipo y un futbolista fantástico”.

En ese escenario de peleas y caza de brujas, Domenech apura sus últimas días. “La gente no puede imaginar la tensión que estamos soportando. El problema lo habría resuelto de modo interno, pero la decisión es correcta”, comentó el seleccionador. H