Apoyada en una tercera vía encarnada por Fernando Llorente, la selección española tumbó a Portugal y se metió en los cuartos de final. Lo hizo con otro gol de Villa, el cuarto del nuevo delantero del Barça y el primero y único que ha encajado Eduardo antes de volverse a casa. Un torrente de ánimo para España, que después de haberse hecho un verdadero lío, encontró en el ariete del Athletic la solución para ganar un partido que se complicaba cada vez más.

La puesta en escena de la selección española no tardó en poner de relieve que la respuesta de Portugal iba a estar presidida por la precaución. Con dos líneas muy juntas atrás recibió el conjunto luso a la campeona de Europa, lo que no impidió que quien más tuviera que trabajar en los primeros minutos fuera Eduardo. España apretó volcada a la izquierda y tres veces tuvo que sacar con apuros el portero los disparos envenenados de Torres, primero, y de Villa, después, en dos ocasiones.

Un prometedor inicio, abonado además por un mayor peso que en partidos anteriores de Xavi, que esta vez bajaba más a recibir y se movía con más soltura al no tener a un contrario subido a la chepa. Por la banda derecha, sin embargo, Iniesta no compareció en casi todo el primer tiempo, mientras que Ramos se mostró muy remiso a subir.

CERROJO LUSO // No le importó a Portugal que la pelota fuese patrimonio exclusivo del equipo español porque, neutralizado ese arreón inicial, el juego de La Roja decayó de forma preocupante, como si todo se bloqueara en la zona de tres cuartos ante una defensa que echaba el cierre y se veía cada vez menos apurada.

La selección de Queiroz no tuvo prisa ni ganas de hacer otra cosa que encomendarse a las jugadas a balón parado y a la posibilidad de aprovechar algún desajuste del rival. Así pasó en una llegada por el centro de Tiago que nadie acudió a tapar. El centrocampista del Atlético recibió y soltó un derechazo que Casillas repelió con problemas para despejar después su propio rechace con más problemas aún ante la embestida de Almeida. Algo más tarde, el guardameta del Madrid las pasó canutas para controlar el extraño que le hizo el balón en una falta lejana lanzada por Ronaldo, pese a que su visibilidad era perfecta. Fue, por otro lado, lo único reseñable que hizo la estrella blanca en una noche de gran descrédito para él. Una más.

TRANSFORMACIÓN // Con el balón pero sin luces para profundizar, España llegó verdaderamente inquieta tras llevarse otro par de sustos de consideración, ambos en balones aéreos. En el primero Almeida evitó que Cristiano rematara en mejor posición y en el segundo el frentazo de Tiago no estuvo bien dirigido. Los sustos siguieron en el inico del segundo tiempo y Del Bosque decidió hacer el relevo que cambió el partido. Salió Llorente por Torres, fuera de órbita, y obró la transformación de todo el equipo. Lo primero que hizo fue lanzarse en plancha para cabecear un centro de Ramos. Lo segundo fue ofrecerse para aguantar y recibir de espaldas para dar opciones a sus compañeros. Así fue en la jugada que empezó Iniesta y que acabó en el gol de Villa.

El centrocampista del Barcelona se apoyó en él para en un pared de libro y metió para Xavi, quien prolongó de tacón hacia su nuevo compañero. El asturiano estrelló su primer remate con la zurda en el cuerpo de Eduardo, pero no perdonó en el segundo, con la diestra y por encima del guardameta (m. 63).

Abierto el partido, Ramos resultó imparable y Villa estuvo cerca del segundo con un latigazo desde lejos. El control que ejerció España hasta el final solo se vio alterado por una postrera ocasión de Danny, pero Capdevila frenó su disparo en última instancia.