LAS VALORACIONES son siempre subjetivas pero, seguramente, las que más se acercan a la realidad son las que se hacen sobre un equipo teniendo en cuenta el potencial del adversario. Y entiendo que el Villarreal cuajó un gran partido en Manchester ante un rival cuajado de grandes jugadores al que logró superar en muchas fases durante los 90 minutos.

Y NO SALIó el Submarino Amarillo a esperar acontecimientos. Desde el pitido inicial intentó ser el protagonista de los mismos, yendo a buscar a su oponente muy arriba, acosando con acciones intensas y muy rápidas sobre la salida del balón. Y así logró adelantarse en el marcador, recuperando muy cerca del área de los ingleses, sin darles tiempo para rearmarse defensivamente.

TODA UNA declaración de intenciones de Juan Carlos Garrido, que planteó el partido de acuerdo a las necesidades de su equipo, con una alineación tan atrevida como compensada. No por poner más jugadores defensivos vas a defender mejor, ni por poner más delanteros vas a marcar más goles. Dada su filosofía, en el Submarino la clave es, sin duda, el centro del campo, el que abastece el ataque y el que mejora la solvencia defensiva con la tenencia de la pelota en su poder.

ES CIERTO, y era de esperar, que el Manchester City aplicara su rodillo al verse por debajo en el marcador del Etihad Stadium. El conjunto de Mancini se recuperó del golpe y durante 15 minutos consiguió reducir el espacio de maniobra de los medios amarillos. Presionó y recuperó muy cerca del área de los visitantes, que no salían. Nadie, en el Villarreal, conseguía aguantar la pelota y temporizar para apaciguar los ánimos de los ingleses.

SUFRIó Y AGUANTó las embestidas y logró restablecer el equi- librio el Villarreal, que había tapado bien los costados aunque padecía como hombre más amenazante a David Silva, al que buscaban descaradamente todos sus compañeros a sabiendas de que podían pasar cosas diferentes con el balón circulando en sus pies.

ROBERTO MANCINI hizo un cambio que puede parecer raro, pero tuvo su lógica. Retiro al diluido Johnson, metió a Barry en el pivote, adelantó a Yaya Touré cerrando más a Silva y a Nasri y proyectando más a los laterales, y en un llegada profunda de Kolarov, con Zapata y Hernán Pérez demasiado cerrados, Marchena se la que tuvo que jugar y le salió cruz.

TRAS EL REPOSO, durante unos minutos, el partido fue un duelo entre Rossi y Yaya Touré. Ambos se echaron la responsabilidad de sus equipos encima, uno de su calidad y el otro de su potencia. Fueron unos minutos de poder a poder hasta que compareció el Villarreal añorado, el conjunto armónico que impone su autoridad a través de la pelota.

LA ENTRADA de Agüero parecía anécdota. El Villarreal, bien dis- puesto en el campo, mostró un excelente repertorio de acciones combinadas. Apoyos, triangulaciones, creación y aprovechamiento de los espacios libres (qué bien la banda de Zapata y Hernán), se replegaba y se desplegaba con la misma elasticidad y eficacia aumentando su imagen ante un Manchester sometido.

LESCOTT fue de lo mejor, cortando jugadas de gran peligro a un costado y al otro. Solo faltaba ponerle la guinda a un ejercicio de solvencia encomiable. El City tuvo alguna ocasión aislada aprovechando ese riesgo que asumen los amarillos en el achique Y llegó el segundo gol, con el Villarreal tal vez demasiado aculado. Fue un duro castigo, por injusto, y por cómo y cuando llegó.