La actual es la quinta temporada de Ángel López en el Villarreal, pero parece que lleve toda la vida. Está totalmente integrado al club, a la ciudad -reside a pocos metros del Madrigal-, al entorno y a la gente, por lo que siente como pocos que el equipo no ofrezca la imagen a la que nos tenía acostumbrado en años anteriores. Por si fuera poco, en la presente campaña no ha podido ayudar como le hubiera gustado, pues estuvo lesionado en el primer tramo de competición. Sin embargo, ahora, “totalmente recuperado” de la lesión, confía en que su nivel óptimo de forma coincida con el resurgimiento de un equipo que está tocado, pero no hundido.

El lateral vivió una situación todavía más difícil que la actual en su último año en Vigo. El Celta llegó a jugar en Europa, pero terminó bajando ese mismo año a Segunda. Ángel destaca las diferencias entre aquel Celta y este Villarreal: “Allí el problema era del club, los jugadores no cobrábamos y se juntaron un cúmulo de despropósitos que impedían que estuviéramos centrados en nuestro trabajo. Aquí las cosas se están haciendo bien, todo se centra en el fútbol y si los resultados no llegan es por otros factores”.

Al señalar alguno de estos factores, destaca la acumulación de partidos y las lesiones: “La plantilla estaba muy machacada porque éramos pocos y se jugaban muchos partidos. Hay equipo como para estar más arriba, pero la Champions ha sido muy exigente y hemos terminado reventados”. De todas formas, asegura que “se han recuperado muchos jugadores y pronto veremos al Villarreal que todos queremos”.

buscando la solución // El defensa pide a la afición que tenga paciencia y lo explica así: “La gente ve que el equipo no está bien y se pone nerviosa. Es normal, pero cuando por la calle me preguntan qué nos pasa, siempre les digo lo mismo: a un niño al que no le van bien las cosas, no hay que darle golpes todos los días, sino mirar cuál es el problema y buscar una solución”.

Ángel López destaca la importancia de los dos partidos que hay que afrontar antes del parón navideño, pero está convencido de que la suerte cambiará: “No estoy preocupado, porque confío mucho en los compañeros, aunque está claro que tenemos que ganar ya partidos para entrar en una dinámica positiva”. El lateral tiene otra receta para salir de la parte baja de la tabla: “Cuando las cosas no van bien se buscan culpables y tendría que ser al revés, hay que estar más unidos que nunca”.

Uno de los señalados por buena parte del entorno amarillo es Juan Carlos Garrido. El defensa asegura que los jugadores no tienen dudas sobre el entrenador: “El vestuario está con Garrido, ha hecho cosas importantes por el club y por nosotros. Por poner un ejemplo, al principio nosotros veíamos raro juntarnos para desayunar, pero ahora hemos visto que se entrena mucho mejor. Hay mucha cercanía en el vestuario”.

sin problema de actitud // Ángel, eso sí, confiesa que “cuando las cosas no van bien, se tiene autoestima un poco baja”, pero no piensa que el bajón del equipo sea un problema anímico: “La gente habla de que no se tuvo actitud en Santander, pero los jugadores estábamos cansados y era un querer y no poder. En ese partido no desequilibró nadie, nadie tuvo chispa y eso es raro en un equipo como el Villarreal”.

Sobre el encuentro de mañana en el Reyno de Navarra, el internacional tiene claro que “hay que volver a ganar fuera de casa” y es optimista sobre el futuro amarillo: “Lo primero que hay que hacer es ganar partidos para salir de ahí, siempre hay que marcarse metas cercanas. Ojalá lleguemos a puestos europeos como anteriores años con rachas de seis o siete partidos, eso es lo que haría que subiera nuestra autoestima”.

Por último, el carrilero aseguró que de su lesión de rodilla está “al cien por cien” y añade que es “normal” que se perdiera el partido de Copa por una sobrecarga: “Cuando estás parado y vuelves para competir miércoles y domingo es lógico tener que parar. El descanso nos vendrá bien a todos, sobre todo a futbolistas como Borja, Cani o Bruno, que han jugado tantos partidos”. H