Michel Platini, el presidente de la UEFA, no pudo ser más cenizo. Un día antes del escándalo vivido en Donetz con el gol válido no concedido a Ucrania, el dirigente sacó pecho sin necesidad. “El arbitraje con cinco hombres facilita las cosas. Por eso se marcan más goles que nunca. Ahora lo ven todo. Con cinco árbitros jamás se hubiese cometido el error de no validar el tanto de Inglaterra contra Alemania en Sudáfrica”. Bingo de Platini. Horas después de su reflexión, el anfitrión se marchaba a casa perjudicado por un gol fantasma que traspasó casi medio metro la línea de gol.

Aquel tanto de Frank Lampard no concedido por el uruguayo Larrionda en el 2010 abrió un debate que se acerca a su fin. “Prefiero morir que asistir a otro horror igual”, dijo entonces Joseph Blatter, presidente de la FIFA, que ayer exigió un cambio. “La tecnología sobre la línea de gol ya no es una posibilidad, es una necesidad”. Platini siempre ha sido reacio. Creía que con sumar dos árbitros asistentes detrás del arco se resolvería todo. Ha fracasado.

EL OJO DE HALCÓN // El 5 de julio, la International Board -el órgano que dictamina las reglas del juego- se reunirá en Zúrich para aprobar o no el uso de la tecnología en los goles fantasma. El laboratorio federal suizo ha hecho pruebas con ocho sistemas. Finalmente, se ha decantado por dos: el británico Hawk-Eye, el Ojo del Halcón que se aplica en el tenis con el uso de cámaras, y el alemán GoalRef, que funciona mediante un campo magnético y un balón especial. Todo para que no vuelva a haber polémica.

Parece que la presión acabará llevando a la International Board a aceptar la propuesta, que votarán sus ocho miembros. Para salir adelante, necesita el apoyo de los cuatro representantes de la FIFA, lo que parece asegurado, y de al menos dos de las cuatro asociaciones británicas (Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte). La decisión, sin embargo, no es vinculante para las ligas europeas y para los torneos de la UEFA, pero sería un escándalo que el organismo de Michel Platini quedara al margen.

En dos semanas se sabrá el veredicto: demasiado tarde para los ucranianos, que perdían 1-0 cuando un disparo de Devic fue despejado por Terry bajo palos. El balón estaba dentro. El juez de gol ni se inmutó. “¿Para qué narices necesitamos cinco árbitros si la pelota traspasa 50 centímetros la línea y no pasa nada?”, estalló el seleccionador, Oleg Blokhin.

EL ÁRBITRO, FUERA // Los ingleses, mientras, sonríen. En 1966 se llevaron un Mundial con un balón que no pasó la línea. En Sudáfrica estallaron de rabia y el martes, favorecidos de nuevo, volvieron a mirar hacia otro lado. El peor parado fue el árbitro del encuentro, el húngaro Viktor Kassai, que era uno de los favoritos para pitar la final de la Eurocopa. Collina le envió a casa sin miramientos. “Fue un fallo lamentable pero humano. Es el primer error en Europa en tres años y mil partidos con jueces de portería”, afirmó el exárbitro italiano. H