La salvación del CD Castellón ya no es una utopía. La supervivencia del club albinegro pasa ahora por la venta de las acciones de Castellnou a Paco Chinchilla y el acuerdo se avecina un poco más cercano que hace unas semanas. Y lo que es más importante es que parece probable. La presión popular, junto a la insistencia de Sentimiento Albinegro en llevar a Osuna y Blasco a los juzgados y la aparición en escena de las instituciones, han suavizado la intransigente postura de Blasco y Osuna, empecinados en solicitar 1,5 millones por la propiedad de un club de 3ª División. Las exigencias se han flexibilizado.

Las negociaciones entre Chinchilla, quien representa a un grupo de empresarios castellonenses, y Castellnou han experimentado importantes avances y hasta podrían alcanzar un acuerdo final antes del domingo. Mediterráneo ya informó en su edición de ayer del acercamiento de posturas, lo que suponía una tímida luz dentro del oscuro túnel en el que se encuentra atrapado el CD Castellón, inmerso en su momento más negro desde que fue fundado hace casi 90 años.

Tanto Chinchilla como Castellnou han llevado con gran discreción las negociaciones, que ahora se hallan muy cerca de la entente definitiva según ha podido constatar este periódico desde ambos lados de la mesa negociadora. No han trascendido las cifras, pero sí se sabe que los propietarios del CD Castellón han cedido tanto en la cantidad como en el pago de la misma. La cifra sería sensiblemente inferior al millón y medio de partida y el pago podría efectuarse con unos cómodos plazos a lo largo de varios años.

En las condiciones de venta el acuerdo está prácticamente plasmado. Ahora solo falta que Chinchilla asegure la viabilidad del CD Castellón antes del 30 de junio. Es decir, que garantice los pagos pendientes a jugadores y Federación que oscilarían en unos números próximos a los 225.000 euros antes del 30 de junio para evitar el descenso a Preferente, desglosados así: 167.000 por las seis mensualidades pendientes a la plantilla, 12.000 más por el finiquito no pagado al entrenador Javier Cabello y casi 60.000 más por las deudas que el club mantiene, por diversos conceptos, tanto con la federación valenciana (y su delegación provincial) como con la RFEF. Esa es la principal exigencia de los propietarios después de las tétricas experiencias de Miralles y sobre todo del maquiavélico Jesús Jiménez en compañía de Isidoro Gasque, que se hicieron cargo del club sin aportar un euro y empeorando la situación de la entidad albinegra. Ese requisito parece no será un problema para Chinchilla, quien parece dispuesto a asumir la deuda, evitar la desaparición e iniciar un proyecto basado en la gestión de los recursos del club con modestia pero con seriedad en el equilibrio financiero. El plan Chinchilla se basa en la gestión y no en el mecenazgo, pero ahora es la única esperanza de vida que queda. Otra de las condiciones que se incluirán en el contrato es la no agresión judicial a los actuales propietarios. Brotes verdes en el horizonte albinegro. Chinchilla está más cerca de asumir el control del CD Castellón. H