Imagínense que, por obligación, para evitar el jet lag, para rendir al máximo, es necesario acostarse a las cinco o seis de la mañana y levantarse a las tres de la tarde. Así es el GP de Singapur, donde los pilotos tienen que llevar vida de crápulas. Algunos intentan aislarse en su hotel, buscan hábitos para pasar el tiempo. Otros no desaprovechan tal oportunidad. Es, desde luego, el lugar perfecto para invitar a los amigos, salir a cenar, darse una vuelta por los locales animados de la noche singapuriense, acostarse tarde y levantarse solamente para la comida.

Así que Kimi Raikkonen se trajo a sus amigos finlandeses, esos a los que suele verse en su yate Iceman en Mónaco, esos que a veces se disfrazan de gorilas, esos que ayer le animaban bajo el podio. Y dicen, comentan quienes aguantaron la noche hasta el final, que el finlandés sufrió una caída, nocturna, claro, la noche del viernes, el motivo principal del dolor de espalda que hizo temer por su participación.

antigua lesión // La versión del equipo Lotus fue que el finlandés se resintió de una antigua lesión que viene padeciendo desde un fuerte accidente en su año de debut en la F-1 con Sauber. Hay un nervio que se pinza en determinadas ocasiones y le produce un fuerte dolor en toda la espalda. Nadie lo duda, tampoco que su vida nocturna, sus accidentes en los rallys y sus caídas en motocrós, una de su aficiones, no le ayudan en la recuperación. Desde luego, no emplea tanto tiempo en su preparación física como el resto de la parrilla con Alonso y Webber como ejemplo.

Infiltrado para evitar el dolor, Raikkonen fue capaz de remontar desde la 13ª posición hasta el al podio. “Kimi es mejor piloto borracho que la mayoría sobrios”, dijo recientemente Franz Tost, director de Toro Rosso. H