Espíritu, actitud, orgullo, raza... son características que la afición pide a sus jugadores que saquen a relucir en un escenario y horario atípicos, en el Javier Marquina este mediodía, para tumbar al Torre Levante y, al menos, dejar de ver al Castellón en esa zona que tanto daño hace a los ojos (descenso a Preferente). En definitiva, que los orelluts muestren los valores de ese equipo que hizo su casa del recinto grauero en la lejana temporada 86/87, cuando la construcción del nuevo Castalia motivó la mudanza (ahora es la resiembra del césped), que también pasó a la historia por la de la victoria ante aquel Valencia sorprendentemente en Segunda A, con un puñado de jugadores que hoy se recuerdan con añoranza: Ibeas, Viña, Saura, Fontana, Raúl, Alfredo, Manchado, Javi, Víctor, García Hernández, Emilio...

Las circunstancias han variado una barbaridad, pero el Grao siempre ha sido y es albinegro. Ha parido al que muchos consideran el mejor presidente de la historia (Emilio Fabregat), ha dado jugadores de la talla de Mateu y Vinuesa, las tertulias del bar Las Planas rezuman de historia del Castellón... Así que aunque con apreturas, siempre se va al Marquina con gusto, aunque la clasificación invite a, tal vez, disfrutar del calor y las altas temperaturas, en la aledaña playa del Gurugú, por última vez hasta que el calendario diga que es primavera.

¡QUÉ RECUERDOS! // Toca una victoria porque sí, porque es urgente no, lo siguiente. También por aquellos tiempos más lustrosos. Seguro que a los futbolistas de ahora, algo podrá inculcarles Ximet (por entonces, un joven de 23 años), superviviente de aquella temporada, en la que el Castellón supo adaptarse a las circunstancias, en una temporada nada habitual (no hubo descensos, por la ampliación de la categoría), decidida con una extraña liguilla que disparó el número de partidos de 34 a 44. Los albinegros solamente perdieron dos partidos en casa (Castilla y Recreativo), ambos en los albores del campeonato, notando, seguro, el nuevo hábitat.

Se cumplirán, además, 27 años y un día (suena a condena... y lo es, en realidad) de ese 1-0 al Valencia que, entrenado por Di Stéfano, contaba con Quique, Giner, Subirats o Fernando, que cayó merced al gol de Ibeas, uno de los estandartes de aquel Castellón. Era un 26 de octubre de 1986, con saque de honor del mítico Basilio y ocho millones de las antiguas pesetas de taquilla...

Hoy la victoria tendría mucha menos repercusión, pero es más necesaria, incluso, que entonces. Ahora, con cada triunfo, el Castellón revive un poquito; pero con cada derrota, se marchita más y más. Muchos no conocen aquellas glorias más que por las hemerotecas, así que al resto les corresponde que las conozcan. H