Los entrenadores siempre ganan los partidos en la pizarra. Luego, el gran problema es que las flechas que dibujan se tuercen, los jugadores se equivocan, intervienen los árbitros y, al final, llega la derrota. El plan perfecto fracasa. Tampoco existe el crimen perfecto.

Van Gaal llevaba tiempo planeando la cita con España. Deslizó que utilizó un rotulador imborrable e insistió tantos a sus hombres en las instrucciones, que ni uno se equivocó. Tal vez el único fuera De Vrij, al lanzarse alocadamente al suelo, lo que aprovechó Diego Costa para simular el penalti.

“Para ser sincero, el 5-3-2 no fue demasiado bien en los ensayos contra Ecuador, Ghana y Gales, pero seguimos entrenando y trabajando en ello”, explicó el técnico, que tiró de sencillez al reconocer que el plan salió perfecto. “Nos salió mejor de lo que nadie esperaba, incluso yo”, confesó. Lo que no pudo predecir el seleccionador holandés, en realidad, fue el hundimiento de España.

Van Gaal quería alargar el campo para forzar la desconexión entre las líneas españolas, mediante pases largos desde atrás a sus delanteros para que se jugaran el uno contra uno ante Piqué y Ramos. Con los cinco zagueros atrás, quiso atraer a todos los peloteros (Xavi, Iniesta y Silva) para sorprender al contraataque.

un gol “brillante” // “Fueron cinco goles, pero pudieron ser seis, siete u ocho”, dijo Van Persie, aportando el punto de imperfección al plan de Van Gaal. El delantero, investido capitán por el seleccionador, quiso felicitarle, consciente de que el cambio de sistema era una iniciativa personal del técnico que le granjeó críticas. “Pasó exactamente lo que el cuerpo técnico predijo. La táctica funcionó como un sueño”, explicó, sin rubor tampoco para calificar su primer gol, el 1-1, de “brillante”.

“No nos perderemos en la euforia”, recordó Van Gaal, un pelín más sonriente ayer de lo habitual. Bien lo valía. H