Antes de irse del Manchester City, Manuel Pellegrini tendrá la oportunidad de asomarse al Bernabéu, ese estadio donde fue despedido de mala manera por el Alcorconozo en la Copa, por ser eliminado en cuartos de final por el Lyón y porque fue incapaz de atrapar al Barça de Guardiola a pesar de que firmó un récord de puntos (96) antes de que llegara Mourinho, que hizo 100. Hace ya seis años que el técnico chileno arrastra esa cuenta pendiente. El Bayern, en cambio, lleva tres persiguiendo la Champions que conquistó Jupp Heynckes antes de irse en un viaje que ahora pretende repetir el propio Guardiola en Alemania. Ganar la orejuda y volar luego hacia la casa que dejará libre Pellegrini.

Pero en el camino del Bayern aparece el Atlético, “un equipo de otro nivel en los últimos cinco años”, como se encargó de precisar Guardiola, obra de Simeone. Pero también el Atlético tiene un par de cuentas pendientes en la primavera del 2016. Juega por la historia para saldar una vieja deuda con el Bayern tras aquella final perdida en 1974 después de que se jugara un partido de desempate. Y juega además por el pasado más reciente, incapaz de olvidar el Cholo y los cholistas que Sergio Ramos les quitó en el último suspiro algo que creían suyo.

Serán unas semifinales a las que el Madrid llega sin enfrentarse a ningún campeón de Liga. Pero Zidane no se fía. Hace una semana estaba casi condenado; ahora puede levantar la Undécima. “¿Fácil? Mira el Wolfsburgo. Lo positivo es jugar la vuelta en casa”, alertó el francés, mientras Pellegrini se iría por la puerta grande si pisa Milán. “Jugar las semifinales es increíble”, aseguró el míster chileno, empeñado en dejar a Guardiola el mismo legado que recibió este de Heynckes cuando llegó a Múnich. H